Desde misiles balísticos hasta muchos “drones baratos”, las armas que precisa España: “No tenemos munición ni para una guerra pequeña”

Ante el anuncio de un mayor gasto militar, comienza el debate sobre en qué capacidades debe invertir el Gobierno. “Hay que comprar con cabeza”, advierten los expertos

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ARCHIVO. Lanzamiento de un misil
ARCHIVO. Lanzamiento de un misil balístico intercontinental Hwasong-18 de Corea del Norte (KCNA/Reuters)

Ahora que hay dinero o, en teoría, tendría pronto que haberlo, España debe pensar en qué destinar el aumento del presupuesto militar prometido por Pedro Sánchez, quien tras rendirse ante las presiones de la OTAN y la Unión Europea ha anunciado que el país alcanzará una inversión en defensa equivalente al 2% del PIB mucho antes de lo previsto. Después de años de desinversión y paralización de proyectos a raíz de la crisis económica de 2008, las Fuerzas Armadas españolas se adentra ahora, junto al resto de Europa, en una nueva era de rearme que no solo dará mayor impulso a los programas armamentísticos ya iniciados por el Ministerio de Defensa sino que, previsiblemente, también concebirá otros nuevos.

“Hay que comprar con cabeza”, asegura a Infobae España el analista en temas de defensa Carlos Delgado. “Primero, debemos centrarnos en recuperar capacidades, luego mantener y acrecentar las que ya tenemos y, finalmente, incorporar nuevas”, señala. Para el experto también es preciso que desde el departamento liderado por Margarita Robles se desarrollen planes a corto, medio y largo plazo para identificar tanto las necesidades más urgentes como las que requieren de una planificación más en detalle.

“Hay muchas capacidades que nos faltan”, subraya a este medio Juan Rodríguez Garat, almirante retirado con 47 años de carrera militar. “Bastante de estas carencias ya han empezado a resolverse; en cambio, existen otras para las que aún no hemos dado ningún paso para tratar de solventarlas”, apunta el autor de Tambores de Guerra (La Esfera de los Libros, 2024). En este sentido, para el militar, una de las prioridades de España debieran ser los misiles balísticos, tanto en su uso como en la capacidad de defensa contra estos sistemas capaces de viajar cientos e incluso miles de kilómetros antes de impactar en su objetivo. “Sería nuestra espada en una guerra moderna, como en la que se han enfrentado Israel e Irán en diversos episodios el año pasado”.

En la misma línea, para Delgado, “lo más urgente que precisamos, en el corto plazo, es sin duda munición de todo tipo, tanto de artillería como de misiles”. “No tenemos munición suficiente ni para pequeños momentos de guerra. Ni siquiera producimos misiles en España”, añade Rodríguez Garat. “Todas estas son áreas que hay que resolver”. De igual manera, ambos expertos coinciden en tomar nota de las lecciones sobre el campo de batalla que han dejado los conflictos más recientes. “Ucrania o la actividad de los hutíes en Yemen han puesto de manifiesto que los drones baratos, incluso los comerciales, sirven para hacer la guerra”, detalla Delgado. Estos sistemas de munición merodeadora permitiría disponer de un gran arsenal a un bajo coste.

Sánchez, dispuesto a que España llegue al 2% del gasto en Defensa antes de 2029.

“No se trata de comprar un millón de drones y almacenarlos, porque tecnológicamente van a quedar desfasados en poco tiempo -apunta Rodríguez Garat- sino de desarrollar la capacidad de fabricarlos en masa, para así adaptarlos a la última tecnología disponible en el momento en que los necesitamos”. En este sentido, el ex Almirante de la Flota señala que si bien todo los tipos de drones son importantes, desde los que tienen el tamaño de aviones hasta los que caben en la palma de una mano, actualmente España precisa aquellos que Ucrania ha empleado para combatir a Rusia, y viceversa. “Algunos de ellos serían sistemas kamikazes y otros, simplemente, drones de observación para para alertar a las tropas y dirigir el tiro de la artillería sobre los blancos detectados”, detalla.

¿De dónde obtener el armamento?

Rodríguez Garat sostiene, asimismo, que la nueva planificación que elaboren tanto el Gobierno como las Fuerzas Armadas deberá considerar inevitablemente el nuevo contexto geopolítico. “Ahora se añade la posibilidad política de soltar la mano de Estados Unidos, lo que obligaría a pensar en cómo conseguir colectivamente las capacidades que ni España ni Europa tienen: sistemas de inteligencia, de mando y control, etc.”. Cooperación que, afirma el almirante, “requerirá un buen porcentaje de ese incremento del presupuesto que vamos a tener”.

Línea de producción de proyectiles
Línea de producción de proyectiles de munición de artillería en una planta de la empresa alemana Rheinmetall (Fabian Bimmer/Reuters)

El panorama internacional actual es, en este sentido, propicio para la política que viene llevando a cabo el Gobierno español de apostar por la industria nacional o, en su defecto, europeo a la hora de adquirir armamento o llevar a cabo un nuevo proyecto militar. “En España, siempre ha sido un principio el tratar de que el gasto en defensa redunde en progreso, desarrollo tecnológico y puestos de trabajo, pero ahora irá a más. El grado de independencia estratégica que vamos a pedir respecto a Estados Unidos va a ser más alto exigirá que la Unión Europea desarrolle capacidades que hasta ahora no nos habíamos molestado en adquirir porque nos eran proporcionadas desde el otro lado del Atlántico”, explica Rodríguez Garat.

Sin embargo, para Delgado existen serias dudas de que la industria europea pueda estar a la altura de los nuevos requerimientos y los tiempos que exige el nuevo contexto internacional. “Está muy bien que Europa quiera ahora ser autónoma, pero esto no se consigue de un día para el otro y la producción de ciertas capacidades militares, como los microchips, están en manos de muy pocos. Si eliminamos la ayuda americana mientras nos ponemos al día, crearemos una ventana temporal de diez años como mínimos en la que seremos vulnerables”, advierte. “Nuestro principal aliado en defensa, nos caiga bien o mal Trump, es Estados Unidos”.