
“Entras en cualquier farmacia y junto a los medicamentos para el resfriado y la gripe, hay pasillos de champús y jabones. Me hizo pensar, ¿para qué es todo esto? ¿Cuánto de esto es necesario para la salud y cuánto de esto es solo una preferencia personal? ¿Y estoy perdiendo tiempo y dinero? ¿Estaría mejor si hiciera menos? Eran preguntas que quería explorar". Fue esta la reflexión que llevó al doctor James Hamblin, médico de medicina preventiva y salud pública de Estados Unidos, a hacer un experimento que recogió en Clean, The New Science of Skin (Limpieza, la nueva ciencia de la piel, en castellano).
En el libro, publicado en 2020, documenta el proceso de investigación que realizó consigo mismo y que duró cinco años. Durante este periodo de tiempo, probó todo tipo de productos y de rutinas, conforme detalla en una entrevista para la CNN en la que cuenta que, la ducha no es solo una actividad higiénica, sino que también es un acto cultural y social. Lo ejemplifica con un símil y dice que en los años 90,nadie tomaba probióticos para tener una flora intestinal óptima, algo que ahora sí sucede. “Vi que lo mismo podría suceder en la salud de la piel, porque tienes estos billones de microbios por todas partes. El microbioma de la piel es más pequeño que el microbioma intestinal, pero es un principio similar”, explica.
“Hay un gran halo de salud alrededor de estos productos y pensamos en ellos como productos de higiene y estigmatizamos a las personas que no los usan y los llamamos repugnantes y asquerosos y todo tipo de cosas -introduce-. Pero, no nos fijamos en si esos productos están haciendo algo para prevenir la transmisión de enfermedades, aparte de lavarse las manos y asegurarse de que no tenga fluidos corporales o sangre o vómito o cualquier otra cosa que pueda transmitir la enfermedad. El resto te hace ver, sentir y oler bien. Y estos son estándares socialmente determinados que tendemos a internalizar. Y han variado ampliamente a lo largo de la historia. Y ahora mismo, estamos en una fase muy maximalista en la que si alguna vez sales a aparecer que no has limpiado completamente cada parte de tu cuerpo en las últimas 24 horas, corres el riesgo de que pienses en ti de forma negativa”.
“No uso ningún tipo de champú”
En este sentido, Hamblin se muestra escéptico y reúsa de estos productos. De hecho, no los usa. “No uso ningún tipo de champú. Me gusta lavarme con agua por la mañana. Descubrí que me ayuda a comenzar mi día y siento que esa es una gran razón por la que muchas personas hacen estas cosas, ya sea para comenzar o terminar su día, es una especie de ritual de demarcación de simplemente despertarse o apagarse, o ambos”, detalla.
“El punto del jabón es que si hay algo que no se desprende, es que es una herramienta extremadamente valiosa. Si tienes grasa en las manos, si tienes la piel muy grasa y lo es, pero por lo general es más la fuerza mecánica que hace la mayor parte del lavado. Así que, ya sabes, cuando te frotas las manos, te estás quedando bajo el agua, te estás quitando mucho de eso. El jabón va más allá. Especialmente si hay algo pegajoso en tu, ya sabes, tienes miel o aceite de motor en tus manos, necesitas algo que te ayude a romper ese apego pegajoso a tu piel. Pero algo como el sudor se desprenderá con el agua”, añade en la entrevista después de explicar que después de hacer ejercicio solo se lava frotando con agua.
Cada cuánto tiempo hay que ducharse
Para Hamblin, no hay consenso sobre la ducha correcta. No obstante, señala que cada cual debe decidir y adecuarse a sus necesidades. “Hay muchas formas diferentes de hacer las cosas correctamente. Y creo que uno de los mensajes que espero del libro es que la gente se sienta empoderada para hacer menos si les funciona”, explica el médico, que añade que “si estás contento con la forma en que te ves y te sientes y, ya sabes, no estás ofendiendo a los demás con un olor o tu apariencia, entonces puedes salirte con la tuya con muy poco. Quiero decir, sé que muchas personas que no usan desodorante no parecen necesitarlo. Y así, ya sabes, tú mismo aprendes eso. Si haces qué tipo de trabajo para ti, la frecuencia con la que necesitas usarlo, la frecuencia con la que necesitas bañarte y la frecuencia con la que necesitas usar jabón y champú en ese proceso depende de ti”.
Qué opinan otros expertos autorizados
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que nos podemos dar una ducha al día, pero esta no debe durar más de cinco minutos, un tiempo prudencial para que podamos lavar todas las partes del cuerpo a la vez, con un uso sostenible del agua y de la energía utilizada durante este periodo de tiempo. Sin embargo, este límite temporal también responden a que si lo sobrepasamos podemos eliminar bacterias y microorganismos que protegen nuestra piel provocando la aparición de piel seca y agrietada, irritada o con picor que pueden generar infecciones o reacciones alérgicas.
La OMS también recomienda el uso de jabones que no contengan conservantes ni parabenos. Para evitarlo, podemos consultar en el etiquetado y a lo que debemos prestar atención para respetar nuestra piel, especialmente si tenemos problemas dermatológicos.