
El 2 de septiembre de 1945, hace 80 años, se puso fin a la Segunda Guerra Mundial. Pero, en la actualidad, este conflicto, de seis años de duración, sigue resurgiendo en la memoria de los ciudadanos, cada vez que se descubren reliquias históricas de aquella época.
En zonas donde se desarrolló la Segunda Guerra Mundial es usual encontrar artefactos explosivos, que no detonaron en su momento, y, ahora, representan un peligro para los ciudadanos por la inestabilidad propia de los mismos, lo que requiere avisar inmediatamente a los servicios de emergencia que se encargarán de la extracción del mismo con el empleo de equipo especializado.
Cosechó bombas en lugar de patatas
Un agricultor francés jamás se hubiera imaginado que en una tranquila mañana, como la de cualquier otro día, a su finca iban a acudir varias unidades de bomberos, policía y personal técnico.
El motivo que condujo al enorme despliegue de emergencias fue la localización de seis obuses de la Segunda Guerra Mundial, localizados bajo la cosecha de patatas en una finca de Thiant -comuna francesa al norte del país-. Cuando el campesino divisó estos elementos impropios del terreno y se dio cuenta de lo que realmente eran, requirió la presencia inmediata de los servicios de emergencia.
Antes de decidir qué hacer con los explosivos antiguos, los especialistas fueron capaces de datar el tiempo que tenían los mismos: 80 años de antigüedad. Acto seguido, se estableció un perímetro de seguridad alrededor de la finca, se ordenó al agricultor que se refugiase en un establo cercano y se procedió a las tareas de desminado, las cuales resultaron en un completo éxito.
Hallazgo ‘explosivo’ en una estación de tren de París

El hallazgo de seis proyectiles en una zona rural del norte de Francia ha tenido lugar varios días después de que algo parecido sucediese en el corazón del país, en París. El pasado 7 de marzo se descubrió una bomba sin explotar, también de la Segunda Guerra Mundial, en los aledaños de una de las vías ferroviarias salientes de la estación Gare du Nord de Paris, en la capital gala.
El descubrimiento de este solitario proyectil tuvo lugar a las 4 horas de la madrugada del citado día, cuando unos operarios de mantenimiento lo hallaron a una distancia de 2,5 kilómetros de la estación, frecuentada por 260 millones de pasajeros cada año.
El operador público francés de los ferrocarriles, la Société Nationale des Chemins de fer Français (SNCF), informó a través de sus canales oficiales de la interrupción del servicio ferroviario hasta la conclusión de las tareas de desminado, llevadas a cabo por los servicios especializados de la Jefatura de Policía de París.
A pesar de que los responsables previeron la reanudación de las líneas de tren entre las 9 y las 10 horas de la mañana, el tráfico estuvo “fuertemente perturbado todo el día”, explicó Philippe Tabarot, ministro de Transporte. “Es muy raro encontrar una bomba sin explotar, un obús, abandonado al borde de la vía ferroviaria desde la Segunda Guerra Mundial. De ahí las precauciones indispensables. Los viajeros tendrán que tener mucha paciencia. El tráfico no podrá volver a funcionar hasta la tarde o la noche que viene”, avisó a los pasajeros afectados.