
En Oviedo, los propietarios de tiendas tecnológicas están atemorizados y hartos de recibir el conocido popularmente como el “alcantarillazo”. Ninguno está seguro, ni siquiera aquellos que cuentan con cristaleras blindadas se escapan de los ladrones que roban en sus tiendas mientras están desocupadas a altas horas de la noche.
Esta denominación hace referencia a un método que tiene los ladrones para romper los cristales, las puertas y los escaparates utilizando alcantarillas públicas y robar lo recaudado. De esta manera, los delincuentes destapan la alcantarilla más cercana a la cristalera, y con la pesada tapa golpean el cristal hasta que logran romperlo para acceder al interior del establecimiento.
Eso es lo que sucedió ayer en Oviedo, en una tienda Orange, ubicada en la esquina con la calle González del Valle, de la que se llevaron 18 teléfonos móviles de alta gama que la compañía tenía expuestos en las vitrinas.
“Entraron a las 3.11 de la madrugada porque fue cuando saltó la alarma. Cogieron una de las tapas de registro de la calle y debieron de darle varias veces porque el cristal es blindado”, explicó uno de los trabajadores de la tienda a El Correo. “Se llevaron 18 móviles de alta gama que se ven desde la calle y que están de exposición para su venta”, añadió.
El incidente, que recuerda a técnicas delictivas empleadas con frecuencia a principios de siglo, dejó daños significativos en el escaparate del comercio. De acuerdo con el medio asturiano El Correo, los responsables del robo utilizaron una tapa de registro de la calle como herramienta para golpear repetidamente el cristal blindado hasta romperlo. Aunque la alarma del establecimiento se activó de inmediato, los ladrones lograron escapar antes de que llegara la Policía Nacional, que acudió al lugar tras recibir el aviso. También se presentó en el sitio el encargado de la tienda para evaluar los daños.
Un método de robo que resurge en pleno siglo XXI
El “método del alcantarillazo”, empleado en este caso, consiste en utilizar tapas de alcantarilla o registros de la vía pública como proyectiles para romper cristales de escaparates y acceder rápidamente a los productos en exhibición. Este modus operandi fue especialmente común en los primeros años del siglo XX, aunque en la actualidad su uso es menos frecuente. Los ladrones aprovecharon la resistencia de las tapas de registro para impactar varias veces contra el cristal blindado del escaparate, logrando finalmente fracturarlo.
Los trabajadores de la tienda confirmaron que los dispositivos sustraídos eran modelos de alta gama, visibles desde el exterior y destinados a la venta. La rapidez del ataque y la activación inmediata de la alarma limitaron el tiempo de acción de los delincuentes, quienes se llevaron únicamente los móviles que estaban en exposición.
El incidente ha generado preocupación entre los comerciantes de la zona, quienes temen que este tipo de robos puedan repetirse. La céntrica calle Uría, conocida por albergar numerosas tiendas y establecimientos, es una de las principales arterias comerciales de Oviedo. Aunque cuenta con un flujo constante de personas durante el día, la tranquilidad de la madrugada parece haber sido aprovechada por los delincuentes para ejecutar el ataque sin ser detectados.
El encargado del establecimiento confirmó que el local no reabrirá hasta que se sustituya el cristal blindado, una medida necesaria para garantizar la seguridad tanto de los empleados como de los clientes. Este tipo de cristales, diseñados para resistir impactos, requieren un proceso de reemplazo especializado, lo que podría prolongar el cierre temporal del comercio.