
Un jubilado de Ordan-Larroque, a sur de Francia, ha compadecido el martes ante el tribunal judicial francés de Auch por “malos tratos graves o actos de crueldad hacia un animal doméstico que han causado la muerte”. El hombre, exasperado por repetidos ataques a sus ovejas, abatió al perro de su vecino de un disparo de escopeta, conforme detalla el diario local La Dépêche.
Es la desesperación lo que el acusado quiso subrayar como causa ante el tribunal, donde aseguró que fueron los constantes ataques del animal los que le llevaron a tomar la decisión. Fue noche del 7 de agosto de 2024, cuando una de sus ovejas fue herida de muerte. Pero los ataques continuaron. Días después, encontró un cordero con una pierna mutilada. “Tenía la pierna mordida, desgarrada, le faltaba una pezuña. Lo llevé con el veterinario. Y toda la semana tuve otros animales heridos. Una cola cortada, otra con heridas en el costado, etc. Llamé al alcalde, a la policía. Estaba exasperado, nadie me escuchaba. Entonces hice venir a la prensa a mi propiedad”, declaró el sexagenario ante la presidenta del tribunal.
El 13 de agosto fue “el ataque que colmó el vaso”. Era temprano, un poco después de las 8 de la mañana, cuando el hombre descubrió otra oveja muerta. Cogió su escopeta, se instaló en un cobertizo junto a la casa y aguardó. “Esperé 10 minutos, ni siquiera eso, y vi al perro atacar a una oveja. Disparé una vez al aire, luego una segunda vez a las patas del animal, a 10 o 15 metros (33 o 49 pies)”, asegura. El perro, un Jack Russell Terrier, recibió una descarga de perdigones y murió poco después.
El impacto en el vecino y su familia
El propietario del animal, que también se presentó ante el tribunal, negó rotundamente que su mascota fuera agresiva. Según La Dépêche, el vecino, un cazador que cría perros para la caza del jabalí, describió al Jack Russell Terrier como el “perro de la familia” y aseguró que nunca había atacado a las ovejas.
“El perro era el compañero de mi hijo de 7 años. Para él, esto ha sido lo más difícil”, expresó el vecino, visiblemente afectado. Además, argumentó que, tras la muerte del animal, se registraron ataques similares en otras partes del pueblo, lo que, según él, demuestra que su perro no era el culpable.
Piden que pague 5.000 euros de multa
El caso ha atraído la atención de organizaciones defensoras de los derechos de los animales. Tanto la Fundación Brigitte Bardot como la Fundación Asistencia a los Animales se presentaron como partes civiles en el juicio.
Durante el juicio, el abogado del propietario del perro cuestionó la versión del acusado, señalando que el veterinario que examinó al animal determinó que el disparo fue a quemarropa, con perdigones distribuidos por todo el cuerpo, lo que contradice la declaración del acusado de haber disparado a las patas desde una distancia de 10 o 15 metros (33 o 49 pies).
La fiscal del caso también subrayó que, aunque los ataques a las ovejas explican el contexto, disparar a un perro con un arma de fuego constituye un acto de crueldad. Por ello, solicitó una multa de 5.000 euros (5.250 dólares).
Desesperación y ausencia de intención cruel
Por su parte, el abogado defensor, Maître Éric Mathias, rechazó la calificación de los hechos como un acto de crueldad. Argumentó que su cliente actuó en un estado de desesperación, convencido de que el perro era el responsable de los ataques a sus ovejas.
“El veterinario de mi cliente confirma que las mordeduras en las ovejas pueden corresponder al perro del vecino”, afirmó Mathias, quien insistió en que el acusado no tenía intención de infligir sufrimiento innecesario al animal.
Sin embargo, los abogados de las fundaciones animalistas refutaron esta postura, señalando que no se trató de un acto de legítima defensa. “Se ve cada vez más que algunas personas en Francia toman la justicia por mano propia. Este hombre juzgó a un animal y decidió su destino. La muerte de un animal afecta la inocencia de un niño”, declaró uno de los representantes legales.