
Vox acumula fisuras dentro del partido. La línea marcada por la Dirección Nacional y su control férreo ha provocado en los últimos meses una fuga de políticos que no cesa: “Hay alguien ahí que no está a la altura”, deslizó tras su salida el exlíder de Castilla y León, Juan García Gallardo. La formación que preside Santiago Abascal atraviesa su mejor momento en las encuestas y quiere aprovechar el impulso para erguirse como una de las voces cantantes de la ola reaccionaria en Europa. Pero el cambio de rumbo que ha tomado la formación en la política internacional y su sumisión hacia el presidente estadounidense, Donald Trump, han provocado que algunos de sus miembros más fieles eleven el tono contra su líder.
Vox no ha criticado explícitamente los aranceles a productos españoles que Trump pretende imponer —el portavoz de Vox, José Antonio Fúster, llegó a justificar que Sánchez “se lo ha ganado a pulso”— y la defensa a ultranza de Abascal hacia el magnate estadounidense le han llevado a contradecirse con sus principios. Si hace meses aseguró que existían suficientes motivos para que “España apoye a Ucrania en todas sus necesidades” y condenó explícitamente a la invasión de Rusia, ahora sugiere que la UE “quiere mantener la guerra para atacar a Trump” y respalda que el mandatario republicano haya iniciado las negociaciones con Rusia al margen de Kiev, a pesar de que puedan desembocar en un acuerdo que beneficie únicamente a Vladímir Putin. Además, la formación de extrema derecha se ha acercado a los partidos antieuropeístas que muestran simpatías con el Kremlin, aglutinados en los Patriotas por Europa que ahora, por cierto, preside Abascal.
Una de las primeras voces en pronunciarse en contra de la deriva política de Vox ha sido el diputado y portavoz en el Ayuntamiento de Madrid, Javier Ortega Smith, que llegó a afirmar que se sentía “traicionado” por su partido y que pidió no “comprar todas las políticas” de Trump. “Si Trump decide imponerle a España unos aranceles que hacen daño a la economía, no podemos estar de acuerdo; si decide darle la espalda a un país europeo como es Ucrania, repartir sus fronteras y llegar a supuestos acuerdos de paz sin tener en cuenta a la nación agredida, no podemos estar de acuerdo”, indicó en una entrevista para Onda Madrid.
Como Ortega Smith, también hizo lo propio el que fuera uno de los fichajes estrella de Abascal para las elecciones de 2019, el exdiputado y militar Agustín Rosety, que decidió abandonar la formación en febrero tras sentirse “cansado de la deriva del partido, de los ataques y de las mentiras”: “Ser un patriota no es ser un lamebotas de Trump y aplaudir acríticamente todo lo que dice y hace”, apuntó Rosety en una publicación en X. Sentenció que “ser un patriota” no significaba elegir las alianzas de tu país por afinidades ideológicas, sino “poner siempre por delante los intereses nacionales, no la ideología”. Después de aquellas palabras, Rosety eliminó su cuenta en la red social.
Vox cambia el discurso, pero “ya está clara su visión”
El discurso que lleva manteniendo Vox las últimas seis semanas trata de desviar el foco hacia Bruselas y achaca a la UE que el peligro no son las tarifas, sino las políticas que se deciden en las instituciones comunitarias. Pero las reiteradas amenazas de Trump y sus presiones sobre el presidente ucraniano han vuelto insostenible seguir con el apoyo incondicional, hasta tal punto de que los portavoces de la formación hayan tenido que modificar su discurso, aunque no cambiar la idea. Abascal y su mano derecha, Jorge Buxadé, ya no evitan rechazar los aranceles y, cuando antes hablaban de “ojalá no lleguen”, ahora se habla de “negociar para evitarlos”.
Reflejo de esta situación es la del eurodiputado Herman Terscht, que en un primer momento ironizaba con el “miedo europeo” hacia Trump y ahora le critica —con la boca pequeña— por llamar “dictador a Zelenski”, refiriéndose a ello como “el primer gran borrón” de Trump con su “innecesaria diatriba” contra el líder ucraniano.
Si Orbán se ha quedado solo en Bruselas en el debate sobre el futuro de la seguridad europea, su aliado español, Vox, ha quedado apartado de lo que decidirá España en Madrid. Al finalizar la reunión de los Veintisiete, Sánchez anunció una reunión con todas las formaciones para agilizar los pasos que pueden darse hacia la paz en Ucrania. Será el próximo jueves cuando llamará al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, y al resto de líderes de los grupos con representación en el Parlamento, pero quedará fuera de cualquier conversación Vox. ”Vox no va a estar en la ecuación, porque ya tenemos muy clara cuál es su visión”, subrayó.