Un farmacéutico explica por qué nos gusta tanto la cerveza si al principio “la odiamos”: “Acabamos desarrollando tolerancia”

La cerveza es la bebida alcohólica que más se consume a nivel mundial, pese a que su sabor amargo suele desagradar a las personas que la prueban por primera vez

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Muchas personas, cuando prueban por
Muchas personas, cuando prueban por primera vez la cerveza, sienten desagrado

La cerveza es una de las bebidas más consumidas en el mundo, solamente superada por el agua y el té; además, de entre las bebidas alcohólicas, ocupa el primer puesto a nivel global, incluso por encima del vino y el licor. Esta popularidad está principalmente potenciada por su variedad de estilo y sabores, lo que provoca que esté muy integrada en la cultura de algunos países: República Checa, Alemania, Austria. Además, en España también existe un hábito de consumo de cerveza bastante preponderante.

Son muchas las personas que, la primera vez que prueban la cerveza, sienten un cierto desagrado por su gusto amargo, especialmente si se consume a una edad temprana. Sin embargo, también es muy común que, a medida que pasa el tiempo, se acostumbren al sabor y pase a formar parte de su lista de bebidas favoritas.

Hay quienes piensan que este gusto es “obligado” o que incluso se trata de un fingimiento que la mayoría de personas realizan para encajar dentro de un determinado grupo social, especialmente entre las generaciones jóvenes. Sin embargo, lejos de eso, el farmacéutico Guillermo Martín, conocido en sus redes sociales como Farmacéutico Enfurecido (@farmaceutico_enfurecido en TikTok), ha dado respuesta a esta pregunta tan frecuente: “¿Por qué nos gusta tanto la cerveza si al principio la odiamos?

“Lo relacionamos con los venenos”

“Seguramente la primera vez que la tomaste casi la escupes y ahora te la tomas de tres en tres”. Es muy común que, cuando una persona da el primer sorbo a una cerveza, no comprenda por qué hay tanta gente a la que le gusta esta bebida; sin embargo, con el tiempo, este gusto se desarrolla. La razón de esto ha sido explicada por el experto: “Se debe a que, cuando somos pequeños, no estamos acostumbrados a probar nada que sea amargo”.

Además, detrás hay un motivo que tiene que ver con la manera en la que biológicamente está configurado el cuerpo humano: “Evolutivamente [el sabor amargo] lo relacionamos con los venenos y nuestro primer impulso al probarlo por primera vez es rechazarlo. Pasa exactamente lo mismo con el café”. Con esta bebida, también ampliamente consumida en todo el mundo, ocurre el mismo proceso: pese a que al principio su sabor fuerte puede provocar desagrado, a medida que se consumen tazas y tazas, la persona suele acostumbrarse y acabar disfrutándolo.

Pero, ¿por qué ocurre esto? En el caso de la cerveza, entra en juego la psicología: “Asociamos el consumo de estas bebidas con ambientes distendidos de ocio y estar con los amigos”. Por ello, además de que el alcohol es psicoactivo, vinculamos esta bebida con un entorno en el que nos sentimos cómodos, “con esos estados de calma, de tranquilidad, de despreocupación; es decir, con algo positivo”.

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Por tanto, se juntan todas estas circunstancias: los efectos que produce el alcohol, la familiarización con el gusto amargo y la asociación con entornos sociales y agradables. “Acabamos desarrollando tolerancia, le acabamos cogiendo el gusto”, explica el experto y añade: “Algunas personas incluso acaban desarrollando dependencia social”. En estos casos, en los que la persona es conocida como un “bebedor social”, pueden producirse problemas de autocontrol si beben de manera compulsiva cuando salen a divertirse con sus amistades.