
María, una joven venezolana, ha compartido a través de su cuenta en TikTok, eressuficiente24, cómo ha sido su experiencia laboral como camarera desde que salió de su país hace ocho años. Su historia refleja el recorrido desafiante de una migrante en búsqueda de estabilidad, superando obstáculos en varios países y construyendo poco a poco una trayectoria en la hostelería.
“Hoy les voy a hablar de una pregunta que me han hecho mucho, que es si he tenido anteriormente experiencia como camarera”, inicia María mientras se prepara para otro día de trabajo. Relata que comenzó desde cero al salir de Venezuela y en cada paso ha aprendido y evolucionado en su carrera. “Tengo más o menos cuatro o cinco años de experiencia como camarera, desde que salí de mi país”, asegura.
El primero de sus destinos cuando abandonó su país fue Colombia y no tuvo nada que ver con la hostelería. Allí, trabajó durante aproximadamente ocho meses en una pequeña empresa de publicidad, aunque no contaba con experiencia previa, ya que en Venezuela se dedicaba únicamente a estudiar. María recuerda con nostalgia la comida típica del país, “especialmente las papas rellenas y las salchipapas”, que sigue buscando sin éxito en los lugares que ha visitado después.
Más adelante, con apenas 19 años, decidió continuar su travesía hacia Perú. Lo hizo sola, llena de motivación y valentía. “En ese tiempo no sabía de miedo, ansiedad ni tristeza”, comenta. En Perú permaneció cerca de cuatro años, lugar donde debutó en el sector de la hostelería. Desde la primera semana consiguió empleo como camarera.
Durante su estancia en Perú, María pasó por diferentes trabajos en el área, como mesera en un restaurante especializado en ceviches de pescado, empleada en una panadería y trabajadora en un local de comida rápida. Aunque las circunstancias no siempre fueron fáciles, con frecuencia insiste en la importancia de adaptarse, arriesgarse y persistir para conseguir oportunidades.
Cuidadora y camarera en España
Su historia dio un giro importante cuando decidió mudarse una vez más. “Me vine a España por temas personales”, explica. Durante su llegada, se enfrentó a las dificultades propias de ser migrante en un nuevo país, comenzando su vida laboral como cuidadora de personas mayores y niños. María recuerda una etapa especialmente desafiante cuando tenía a su cargo a cuatro niñas al mismo tiempo, con edades entre 2 y 9 años. También trabajó limpiando casas por horas, hasta que pudo retomar labores en la hostelería, primero en Granada y luego en Madrid.
En España, María se ha enfrentado al ritmo acelerado de la hostelería. Relata cómo, en algunos servicios, atiende junto a sus compañeros a cerca de 400 personas durante los fines de semana. “Es como ir al médico, con cada persona tienes que durar cinco minutos; da igual si te cae bien o si quieres hablar más”, comenta sobre la exigencia del empleo. En este sentido, destaca la importancia de la paciencia y el trato con el público: “Se tienen miles de personalidades a la vez y perder paciencia con uno es perderla con todos”, reflexiona.
Para María, el inicio en un país nuevo siempre resulta complicado, especialmente sin papeles, pero asegura que no es imposible. Desde su experiencia personal, recomienda integrarse en actividades sociales, conocer a otras personas y establecer redes de contactos, ya que en muchos casos el empleo se consigue por recomendaciones. “Aquí los trabajos son por el boca a boca”, apunta.