
La edad a la que una persona empieza a leer varía mucho de un caso a otro. Depende, en gran medida, de su entorno familiar o de si acude a algún tipo de institución antes de llegar a primaria, donde la lectura ya forma parte de las cuestiones obligatorias que los alumnos deben aprender. Así, se estima que la edad media en la que los españoles y españolas leemos son los seis años, momento en el que se empieza a ir a la escuela.
Hay casos, no obstante, en que los más pequeños pueden experimentar alguna dificultad añadida, para lo que se les implanta un plan de refuerzo especial con el fin de que adquiera una serie de capacidades mínimas. Pero, ¿qué ocurre si ese plan especial no funciona, o si ni siquiera se implementa de manera correcta? Esta es una cuestión que se ha planteado con el caso de Aleysha Ortiz, y que se debatirá dentro de unos meses en los tribunales.
Demanda contra la junta educativa
Aleysha es una joven de 19 años, de origen puertorriqueño, actualmente matriculada en la Universidad de Connecticut. A pesar de este logro, no ha sido un camino fácil para ella. Tal y como explica en un reportaje elaborado por la edición en español de la CNN, desde pequeña le fueron diagnosticadas dificultades en el aprendizaje, que más adelante se concretarían en un trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), un trastorno negativista desafiante (TND), un trastorno de ansiedad no especificado y un trastorno de comunicación no especificado... además de dislexia.
Este tipo de problemas fueron los que motivaron a la familia a mudarse a Estados Unidos, pues los padres creían que allí su hija podría recibir la ayuda que necesitaba para poder sacar adelante sus estudios. El resultado final de esa decisión, sin embargo, no se ha cumplido del todo. Es cierto que Aleysha se ha graduado en el instituto, pero tal y como ella ha explicado, lo ha hecho sin saber leer ni escribir, motivo por el que ha decidido denunciar tanto a la junta educativa, así como a la ciudad de Hartford (Connecticut) y a su gestora de cosas de educación especial.
Aprender por su cuenta
“Veo palabras por todas partes... sin sentido”, explica Aleysha al citado medio cuando se le plantea si es capaz de leer el párrafo de un libro. Estos problemas se detectaron tan pronto como entró en su nueva escuela en Hartford, pero no se resolvieron. Simplemente, fueron pasándola de año en año, sin que ella pudiera resolver su problema. “Yo era la niña mala”, confiesa ella, al explicar que, debido a la frustración que sentía, comenzó a portarse mal durante las clases.
Al acceder a secundaria, los problemas no mejoraron. En su segundo año, le asignaron a una gestora de educación especial -a la que ha demandado-. Aleysha asegura haber sido víctima de “acoso” y haber sufrido “hostigamientos repetidos” por parte de esa mujer. De hecho, en su demanda explica cómo esa mujer, presuntamente, la habría menospreciado delante de profesores y otros alumnos, además de burlarse de sus dificultades para aprender.
A pesar de todo, Aleysha fue capaz de salir adelante con sus estudios. Grababa todas las clases en su teléfono móvil y después utilizaba distintas aplicaciones para buscar las definiciones de todas las palabras que decían sus maestros. Después, por la noche, dedicaba entre 4 y 5 horas a hacer sus deberes de la misma forma: dictaba en un ordenador la respuesta en voz alta para convertirla en texto. “Las aplicaciones me dieron una voz que nunca pensé que tuviera”. Su esfuerzo fue tal, que su graduación acabó siendo con honores, debido a que logró algunas de las calificaciones más altas de su promoción.
“Ahora es mi momento”
También fue así como logró matricularse en la Universidad de Connecticut, preparando su solicitud y el ensayo académico que pedían para optar al ingreso con la ayuda de la tecnología. Al mismo tiempo, asegura que recibió mucha ayuda en el proceso, y que también obtuvo ayudas económicas y becas para matricularse. Con todo, la Universidad le ha resultado muy difícil. Aleysha cuenta, según unas pruebas que solicitó poco antes de su graduación, con graves problemas de “fonética, fluidez y comprensión lectora”, unas competencias que, en algunos casos, se enseñan por primera vez en el jardín de la infancia.
Por todo ello, Aleysha ha decidido presentar una demanda contra la administración que gestionó su educación y contra la gestora de su caso. “No saben lo que hacen ni les importa”, explica a la CNN. “Soy una persona muy apasionada y me gusta aprender. La gente me quitó la oportunidad, y ahora estoy en la universidad y quiero aprovecharlo. Porque esta es mi educación”. Revela, también, que el único momento en el que, desde el instituto en el que estaba, se ofrecieron a ayudarla con sus problemas, fue dos días antes de la graduación. Algo a lo que ella se negó. “Decidí que ellos habían tenido 12 años. Ahora es mi momento”.