
El escándalo formado en torno a la familia de Joaquín Sánchez y Susana Saborido ha desatado los comentarios en las redes sociales, los artículos de los medios de comunicación y las intervenciones de algunos familiares de la pareja. El pasado 21 de enero se destaparon unas conversaciones entre el exjugador del Betis y la modelo e influencer Claudia Bavel, que podrían significar una supuesta infidelidad de Joaquín a su mujer, Susana Saborido.
Desde entonces, la única manifestación pública al respecto del matrimonio ha sido un comunicado de sus abogados, en el que se anunciaba que emprenderían medidas legales contra todas aquellas personas y medios que hayan faltado a su derecho a la intimidad. Además, fue Susana la que, por medio de Instagram, compartió una foto con un mensaje que decía ‘Siempre juntos, mi vida’, y Joaquín la reposteaba contestando ‘Siempre’.

De esta forma, a pesar de las duras declaraciones del hermano de Susana, José Saborido, en el programa De viernes, asegurando que su hermana “prefiere el dinero” a un matrimonio feliz, además de los millones de comentarios que ha generado esta polémica, la familia se muestra fuerte. También, la hija mayor de los gaditanos, Daniela, mostraba en redes sociales un mensaje determinante: ‘Más unidos que nunca’, rezaba la publicación de la hija de Joaquín y Susana que siempre se han mostrado muy cómplices y enamorados, desde el comienzo de su relación hasta que han dado un salto mediático con la etapa televisiva de Joaquín.
La boda de Joaquín y Susana en El Puerto de Santa María
Joaquín Sánchez y Susana Saborido, tras cautivarse mutualmente durante un tiempo, sellaron su amor en el año 2005. Anteriormente, en algunos documentales y entrevistas, la pareja ha detallado los comienzos de su romance: “Era un espabilado”, declaraba Susana, que se equivocó al pensar que Joaquín no podría atender solo a una mujer. El día de su boda, la novia llegó a la iglesia de El Puerto de Santa María, ciudad natal de Joaquín, montada junto a su padre en un coche de caballos.

A su llegada a la iglesia, ambos relataron en El hormiguero que la cantidad de gente que había dentro recordaba al enlace de Lolita Flores. Muchos curiosos se agolpaban en cualquier rincón de la iglesia, hasta en el altar: “Era la casa de Dios, pero todos no cabíamos”. Susana, por su parte, cuenta que, al bajarse del carruaje y dirigirse al altar, era imposible ver más allá: “Cuando llegué, no veía nada. No veía a Joaquín, no veía el altar. Solo vi a Lopera que estaba al principio”.
La novia tuvo que entrar al interior de la iglesia escoltada por la policía: “Le dijimos al cura que acordonara la zona de las familias y amigos pero nos dijo que era la casa de Dios y que él no le cerraba las puertas a nadie”, explicó Susana, que también se vio sorprendida por el protagonismo del entonces presidente del Real Betis. Manuel Ruiz Lopera, junto a la Copa del Rey que el equipo acababa de lograr esa misma temporada, le hizo una petición a la novia que le causó asombro: “Me decía que cogiera la Copa mientras me estaba casando”.

En definitiva, la multitudinaria boda de Joaquín y Susana trascendió mucho más allá de la presencia de los familiares de la pareja, y ambos cuentan sus sensaciones en aquel momento: “Mi boda fue el no va más. A mí me dicen que tengo que volver a pasar por eso, y no paso. Había gente que ni conocía”. Tal era el descontrol que la pareja recordaba una graciosa anécdota en el documental de Joaquín, La penúltima y me voy: “Yo me acuerdo que me estaba casando y al lado mío había un niño lleno de arena, que venía de la playa”.