
España es un país lleno de curiosidades y sorpresas para los extranjeros. La gran variedad de culturas y civilizaciones que han pasado por la península Ibérica ha dado una particular riqueza al país y dejado un rastro diverso por todo el territorio nacional. Pero lo que más ha llamado la atención de Emily (@emilyenespana), una joven mexicana que se ha mudado al Viejo Continente, son las persianas. “Es la cosa más práctica, cómoda y maravillosa del planeta”, asegura.
Esta instalación tan extendida en España no es fácil de encontrar fuera, pero existe desde hace siglos. Algunos autores remontan sus orígenes al Antiguo Egipto y China, donde utilizaban materiales como el junco o el bambú para reducir el nivel de luz que entraba en las habitaciones desde la ventana.
La primera patente relativa a la persiana se remonta al Londres de 1769, cuando Edward Bevan presentó su diseño de la conocida persiana veneciana, que utilizaba un sistema de poleas con un cordón para mover unas láminas de madera. Este modelo, aunque similar al que se utiliza hoy en España, no es tan efectivo para tapar la luz, sino que está más bien pensado para permitir pasar el aire del exterior a la vez que dar privacidad a los hogares.
Pero en el país mediterráneo, limitar la luz que entra en casa es crucial. Primero, para permitir más tiempo de descanso en un país donde puede haber hasta doce horas de sol al día y en el que la costumbre de la siesta está bastante arraigada. Pero, sobre todo, es importante para reducir el calor que se queda en los hogares en los meses de verano, al impedir la entrada de luz solar. Por eso, el modelo de persiana más extendido en la actualidad es el de la persiana enrollable, con materiales opacos que permiten bloquear el calor en verano y el frío en invierno, manteniendo los interiores a buenas temperaturas.

Pero la extensión de la persiana en España no es solo un factor climático, también cultural. Según explicó la interiorista Caroline Jurgens en una entrevista en El País, “en España existen aún costumbres de la cultura árabe muy enraizadas, de vivir para dentro de la casa y tener lo bonito en el interior, como los patios, y mirar a través de las celosías”. En cambio, otros países europeos beben de una cultura protestante, donde no tener persianas se vería como una forma de mantener la transparencia del hogar y la idea de que no se tiene nada que esconder.
“Voy a extrañarlas un montón”
Para Emily, lo mejor de las persianas en España es que permiten un mejor descanso sin que la luz solar moleste, según cuenta en un vídeo de TikTok. “Te vas a dormir y no te enteras de qué hora es, porque no te entra la luz del sol. Descansas superbién, si te quieres echar una siestecita, también se pone totalmente oscura la habitación. Es que es maravilloso”, asegura.
Por eso, siente que cuando vuelva a casa va a extrañar un montón este invento. “No sé cómo voy a hacer para dormir y descansar cómodamente sin las persianas. Deberíamos de motivar a que haya persianas en todas partes, que sea una expansión, porque esto es un 10 que tiene España”, reflexiona.