
En Toulouse, una mujer de 87 años se ha convertido en una figura emblemática de su restaurante familiar. Annie Cabirau, quien trabaja seis días a la semana en el restaurante “Les Brochettes”, ubicado en Toulouse, asegura que seguirá desempeñando su labor mientras se sienta útil.
Según informó La Dépêche, Annie no solo es una colaboradora clave en el negocio, sino también una presencia indispensable para los clientes habituales, quienes se preocupan cuando no la ven en su puesto.
De acuerdo con el medio, Annie desempeña múltiples funciones en el restaurante, desde tomar pedidos y servir mesas hasta encargarse de tareas en la cocina, como lavar platos o preparar las brochetas de carne que dan nombre al establecimiento.
“En realidad, estoy un poco en todas partes”, afirmó la octogenaria, quien se caracteriza por su energía y dedicación. Su apariencia también refleja su vitalidad: luce pendientes plateados y un jersey rosa decorado con brillantes, detalles que resaltan su personalidad alegre y activa.
Un negocio familiar que une generaciones
El restaurante “Les Brochettes” no es solo un lugar de trabajo para Annie, sino también un espacio donde comparte tiempo con su familia. Según detalló La Dépêche, el negocio es gestionado por su yerno, Patrick Bardagi, quien asumió la dirección en 1987, junto con su hija Roselyne y su nieto Yannick Bardagi.
Para Annie, esta dinámica familiar es una de las razones principales por las que prefiere estar en el restaurante en lugar de quedarse sola en casa. “Me aburriría en el sofá sin hacer nada. Prefiero estar aquí porque me gusta el contacto humano y el trabajo”, explicó.
La presencia de Annie no solo es valorada por su familia, sino también por los clientes, quienes la consideran una especie de “mascota” del restaurante. Según comentó Yannick Bardagi al medio, los comensales se alegran de verla y, en los días en que no está, suelen preguntar por ella.
“Ellos están contentos de verla, al igual que nosotros estamos contentos de trabajar con ella”, expresó Yannick, mostrando el cariño que siente por su abuela.
El entusiasmo de Annie por su trabajo parece estar impulsado por su amor por el contacto humano. Según publicó La Dépêche, esta interacción diaria con los clientes y su familia es lo que la motiva a seguir activa a pesar de su avanzada edad.
“¡La gente!”, respondió Annie cuando se le preguntó qué la impulsa a acudir al restaurante casi todos los días. Su dedicación y energía han hecho que se convierta en una figura central tanto para el equipo del restaurante como para los clientes habituales.
La historia de Annie Cabirau es un ejemplo de cómo el trabajo y las relaciones familiares pueden ser una fuente de vitalidad y propósito, incluso en etapas avanzadas de la vida. Tal como destacó La Dépêche, su compromiso con el restaurante “Les Brochettes” y su amor por el contacto humano han hecho de ella una figura inolvidable en este emblemático negocio de Toulouse.