La razón por la que no deberías acariciar a tu perro cuando se asusta, según un experto

Un especialista en comportamiento animal aclara que las caricias refuerzan los comportamientos, pero nunca las emociones

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El perro es, sin lugar a duda, el animal doméstico y de compañía por excelencia. No es casualidad que se le conozca por ser ‘el mejor amigo del hombre’ ya que, según un estudio de Consumer Insights publicado en 2016, un tercio de los hogares de todo el planeta tiene un perro doméstico como mascota. Aunque muchas de las razas de perro pueden sobrevivir solas, el término de ‘perro doméstico’ se refiere a cualquiera de los cientos de razas que existen y, aunque parezca increíble, es indiferente que el aspecto del canino varíe dependiendo de la raza: todos los perros pertenecen a la misma especie, el Canis lupus familiaris.

En un artículo de National Geographic, se aproxima que los perros se separaron de sus antepasados salvajes, los lobos, aproximadamente hace entre 15.000 y 30.000 años. Por esto mismo, a pesar de que todos los perros descienden genéticamente del lobo euroasiático, se cree que el proceso de domesticación de este animal comenzó cuando los lobos comenzaron a sentirse más a gusto con los humanos. Primero, comiendo sobras humanas y, después dejando que el propio ser humano les alimentase hasta, por fin, convivir con el hombre en su hogar, fomentando ciertos rasgos domésticos.

La raza de perro lobo
La raza de perro lobo checoslovaco se usa ampliamente en Europa y Estados Unidos para búsqueda y rescate. (Wikkicommons/Margo Peron)

La comunicación entre los perros y los humanos

Los rastros de olor, la postura o la expresión facial son rasgos que, en el caso de los perros, expresan mensajes directos. Estos caninos son capaces de comunicarse claramente entre sí y, además, estas señales son reconocibles, en ocasiones, incluso para los humanos. Además los perros también pueden entender las emociones de los humanos, incluso sin haber sido adiestrados para ello. Esta “comunicación bidireccional”, explica National Geographic, es una de las claves de la prosperidad en la evolución de las relaciones entre el perro y el humano.

El comportamiento base de los perros domésticos se basa en la lealtad, el amor y el afán de complacer. Es por ello que la razón principal por la que el perro es considerado el mejor amigo del hombre reside básicamente en su propio carácter. Alan Back, profesor de ecología animal, señala que la compañía de un perro puede “proteger a las personas de los estragos de la soledad”. De hecho, los estudios que investigan los beneficios de tener un animal de compañía afirman que estos comprenden un “mejor afrontamiento del estrés, mayor empatía y compasión”.

Pata de perro y mano
Pata de perro y mano humana (Pixabay)

Entender el comportamiento y las emociones de los perros

Según revela una encuesta reciente de la Asociación Americana de Psiquiatría, el 86% de los propietarios sienten que sus mascotas tienen un impacto positivo en su salud mental, y alrededor del 90% considera al animal como un miembro más de la familia. Sin embargo, no solo se debe centrar la atención en lo que aporta al humano el hecho de tener un perro, sino también en comprender sus emociones y saber cómo actuar ante situaciones complicadas para el animal. Una de los sentimientos más comunes en los perros y, a su vez, ante los que más complicado es actuar, es el miedo.

El miedo es una emoción que provoca en cada perro una reacción completamente diferente. Aún así, Juan Manuel Liquindoli, experto en comportamiento animal, aclara en un vídeo de TikTok que las caricias sirven para ayudar al canino a manejar su miedo, pero no resuelven el problema que lo desencadenó: “El miedo es una emoción y las emociones son respuestas involuntarias. Un perro no elige tener miedo. El miedo aparece en determinadas situaciones”.

Con esta explicación, Liquindoli recomienda saber diferenciar entre el comportamiento de un perro y sus emociones y, para ello, pone un ejemplo: “Un perro puede darnos su pata a cambio de un premio, y cada vez que le damos un premio, reforzamos el comportamiento de darnos su pata”. Así, si una persona acaricia a su perro cuando este siente miedo, podrá ayudarle a sobrellevar la situación, pero no le podrá enseñar a superar este miedo.

Si bien un abrazo no puede erradicar el sentimiento de miedo, las caricias y el afecto sí pueden calmar a un perro y ayudarle a gestionar la ansiedad momentánea: “Si tu perro tiene miedo y tus caricias le ayudan a relajarse, hazlo”. De todas formas, la mejor manera de que la mascota supere estos miedos y no sufra innecesariamente, según el especialista, es trabajando “la vinculación positiva con el estímulo que asusta a tu perro”: “El miedo a las tormentas es uno de los más complejos debido a la falta de previsibilidad. Puedes trabajar con los truenos y los ruidos del viento. Y tener una zona segura para ella”, recomienda Liquindoli.