
Robert y su pareja nunca podrán olvidar su viaje de vacaciones a Guadalupe. No porque fueran malas o les haya pillado mal tiempo, sino por la sorpresa que se encontraron a su regreso. La historia comenzó a finales de diciembre, Robert y su esposa, una pareja originaria del norte de Francia, estaban a punto de disfrutar de dos semanas de sol y calor. No obstante, antes de volar a Guadalupe, tenían que encontrar un sitio para aparcar su coche, pero los precios en el parking del aeropuerto eran casi prohibitivos.
Navegando por Internet, se les presentaron decenas de opciones y, sobre todo, plataformas comparativas que ofrecían simplificarles el trabajo. Así, se decidieron por el intermediario Parkos, que les encontró un sitio en el aparcamiento Orly Navette, en Athis Mons (Essone, cerca París).
Investigando más a fondo en la página web del intermediario, el sitio parecía seguro, ya que estaba cercado y disponía de cámaras de seguridad. Además, estaba bastante bien calificado por anteriores clientes (7,8 sobre 10), y especialmente, la oferta era realmente buena, 84 euros por los quince días, lejos de las tarifas del aeropuerto (entre 150 y 310 euros por dos semanas), según ha informado el medio francés Le Parisien.
Aprovechar la oportunidad
A pesar de la confianza que trasmitía el sitio web, Robert tenía “un mal presentimiento”, y decidió tomar una medida preventiva: hacer una fotografía del cuentakilómetros de su vehículo. Como parte del procedimiento del aparcamiento, también dejó las llaves del vehículo en manos de los empleados, quienes podrían necesitar moverlo del recinto.
Al regresar a Francia, la pareja se encontró con una situación alarmante. Su vehículo no estaba en el mismo lugar donde ellos lo habían dejado y al revisar el cuentakilómetros, el coche tenía 750 kilómetros más en el reloj.
Al buscar explicaciones, el empleado de Parkos les devolvió las llaves, afirmando que no sabía de qué le estaban hablando: “Me dijo que no estaba al tanto”, explicó Robert. Ante la falta de respuestas, la pareja acudió a comisaría para interponer una denuncia contra la compañía.
Investigación policial
Durante la investigación, la policía francesa descubrió que la pareja no eran los únicos que se veían afectados. Varias decenas de clientes habían reportado las mismas quejas con el mismo aparcamiento gestionado por Parkos.
En su gran mayoría, los testimonios coinciden en que los vehículos fueron utilizados sin autorización durante el tiempo que permanecieron bajo custodia del servicio. De hecho, algunos clientes del negocio observaron que los ladrones había recorrido más de 1.200 kilómetros mientras estaban fuera.
Además, algunos propietarios observaron daños en sus vehículos, como arañazos en la carrocería, presencia de cenizas de cigarrillos o restos de basura en el habitáculo. “Todas las ventanas estaban bajadas, habían fumado dentro, había comida por todos lados, estaba en un estado lamentable. Cuando subimos las ventanillas, vimos unas pegatinas que amenazaban con incautar el coche”, denunció el cliente.
Ahora, la denuncia está en manos del fiscal de Créteil (ciudad de Francia), que investigará acerca de la denuncia de Robert y demás clientes afectados por los timos de esta compañía.