
En el corazón de Essex, Inglaterra, en un colegio llamado Widford Lodge Preparatory School, tuvo lugar recientemente una jornada muy particular protagonizada por dos entusiastas de los detectores de metales. Se trata de Adrian y Jules, dos expertos de la revista Treasure Hunting Magazine que impartieron una clase especial a los estudiantes de esta escuela privada para niños de 4 a 11 años.
La iniciativa surgió gracias a Kay, una maestra de la escuela, quien invitó a los especialistas con un objetivo específico: localizar una cápsula del tiempo enterrada en el año 2000. Este objeto, sepultado para ser descubierto en el futuro, era un testimonio histórico importante para la escuela, que quería recuperarla.
Sin embargo, la búsqueda de la cápsula resultó más difícil de lo esperado: un cerezo plantado posteriormente sobre el sitio del enterramiento hizo imposible su recuperación inmediata. A pesar de ello, Adrian y Jules esperan poder regresar en el futuro para completar la misión. En cualquier caso, la búsqueda tuvo un resultado sorprendente.
Después del intento de encontrar la cápsula del tiempo, los estudiantes participaron en una clase especial de historia. Adrian y Jules llevaron consigo una colección de hallazgos que habían descubierto con su detector de metales: monedas celtas de oro, monedas romanas, fragmentos de aviones e incluso una cabeza de hacha de la Edad del Bronce. Según cuenta Treasure Hunting Magazine, “la admiración y el entusiasmo en los ojos de los estudiantes eran palpables, una muestra de que el interés por la historia sigue vivo en las nuevas generaciones”.
Tras la lección, los estudiantes, equipados con detectores de metales, tuvieron la oportunidad de poner en práctica lo aprendido. “El jardín de la escuela se transformó en un auténtico sitio arqueológico, con los niños explorando el suelo en busca de tesoros ocultos”, continúa la revista. “Para sorpresa de todos, surgieron varios hallazgos interesantes: algunas monedas predecimales, fragmentos de lo que podría haber sido una lámpara de aceite y, finalmente, un descubrimiento excepcional”.
El <i>chevalier</i>: un anillo del pasado
Entre los distintos objetos encontrados, uno captó la atención de todos: un antiguo anillo chevalier de plata. Este tipo de anillo era utilizado frecuentemente como sello y pudo haber pertenecido a una persona de alto rango en la Edad Media. “El hallazgo despertó la curiosidad de los estudiantes, que comenzaron a imaginar las historias y acontecimientos asociados con el objeto”, comenta la publicación especializada.
En la Europa medieval, los caballeros, conocidos en francés como “chevaliers”, no solo destacaban por su valentía en el campo de batalla, sino también por los símbolos que representaban su estatus y linaje. Entre estos, los anillos chevalier ocupaban un lugar especial, ya que no solo eran ornamentos, sino herramientas funcionales que desempeñaban un papel crucial en la vida cotidiana de la nobleza.
Los anillos chevalier estaban diseñados con grabados en relieve que representaban escudos de armas, insignias familiares o incluso las iniciales de sus portadores. Estos diseños no solo eran decorativos, sino que también tenían un propósito práctico: al presionarlos contra cera derretida, dejaban una impresión que servía como una firma personal e inconfundible.