
Las fugas de prisiones son un argumento muy utilizado en el cine, aunque también son una realidad. Es muy complicado salir de un centro penitenciario sin ser capturado, y, cuando se logra, los fugados acaban siendo detenidos en la inmensa mayoría de las ocasiones.
Sin embargo, en España se ha producido un aumento de las escapadas en los últimos meses. El preso fugado de la cárcel de Cuenca esta semana, que ya ha sido detenido de nuevo, se suma a otros cuatro casos de reos que han logrado salir más allá de las rejas en los últimos meses.
Cinco fugas en menos de tres meses
El pasado martes, un individuo logró burlar la seguridad de la cárcel de Cuenca y consiguió escapar, aunque fue detenido por la Guardia Civil cuatro días después. El interno consiguió acceder a la zona de seguridad y, a partir de aquí, salió al exterior. Aprovechó el momento de la cena para saltar ambos muros, utilizando objetos de obra. A pesar de que sonaron las alarmas, los funcionarios no pudieron frenar al preso.
Desde el pasado mes de diciembre, un total de cinco reclusos han logrado escapar de sus cárceles. A final de 2024, dos presos lograron escapar de la prisión de Valencia, tras romper una ventana con una palanca y descolgarse de un segundo piso con una soga hecha con sábanas. Uno de ellos fue detenido, el otro permanece desaparecido.
Ángel B. M. consiguió salir de la cárcel de Valladolid oculto en el petate de otro preso. La forma en la que lo logró ha generado muchas dudas sobre una posible colaboración de algún trabajador de la prisión. El hombre, relacionado con el clan de ‘Los Hilarios’, sigue bajo búsqueda. La quinta fuga la llevó a cabo un recluso de Tarragona que aprovechó que una salida con un trabajador social y un psicólogo del centro penitenciario para desaparecer.
Cárceles antiguas y falta de medios
El delegado nacional de Prisiones de CSIF, Jorge Vilas, explicó a The Objective que la falta de consecuencias motiva a los presos a intentar la fuga. “No hay prácticamente sanciones, y la condena judicial después es muy baja”, afirmó Vilas.
Por otro lado, también señaló que las cárceles tienen un claro problema estructural de seguridad. Las últimas escapadas se han producido en prisiones antiguas y necesitadas de reformas grandes. Sin embargo, en muchas prisiones se han empleado “parches” que no solucionan los verdaderos problemas.
Hace un mes, el sindicato CSIF-Prisiones denunció la falta de iluminación en la cárcel de Valdemoro. No es el primer centro que avisa sobre problemas técnicos o de recursos que dificultan la seguridad y complican el trabajo de los empleados.
Los funcionarios de prisiones han denunciado desde hace meses la falta de personal. Ha ocurrido en diversas prisiones, como los centros penitenciarios de Málaga, que pidieron el aumento de las plantillas a través de su sindicato ‘Tu Abandono Me Puede Matar’.
Otros señalan que los sistemas de seguridad pueden estar anticuados, mientras que Vilas ve la falta de consecuencias como una causa fundamental.