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Un viaje familiar desde Mallorca hasta Andorra para aprovechar el fin de semana largo y disfrutar de la nieve se convirtió de repente en un problema por culpa de un trámite. Según ha informado Diario de Mallorca, 34 personas se quedaron tiradas en tierra después de que la aerolínea Vueling se negara a dejarlas embarcar porque no tenían el certificado de residencia en la isla, un documento acreditativo de la condición de residente en territorio español no peninsular que permite acceder a la reducción subvencionada de las tarifas de los servicios de transporte.
Los afectados respondieron que la agencia de viajes les había asegurado que dicho documento ya estaba validado, pero la empresa no lo consideró así. “Cuando llegamos al aeropuerto, nos encontramos que, aunque la agencia validó los certificados, aún los requerían para todos. Fue complicado porque muchos no pensaron en llevarlos físicamente”, cuenta uno de los viajeros a Diario de Mallorca. Los familiares y trabajadores del ayuntamiento de la localidad de Artà, de donde procedía el grupo, intentaron agilizar la obtención de los documentos faltantes durante la madrugada. Finalmente, lograron reunirlos a las 6:30 horas, pero Vueling no permitió el embarque, argumentando que el vuelo ya estaba cerrado a pesar de saberse que este tenía dos horas de retraso, con la salida programada para las 8:30 horas.
“Ha sido totalmente surrealista”, añadió otro de los pasajeros. “La compañía no quiso saber nada y no entendemos cómo no nos dejaron subir, sabiendo que el avión saldría más tarde”. Además, señalaron que algunos lograron resolver la documentación por medio del sistema electrónico, mientras que otros dependían del apoyo remoto en Artà.
Otra decisión de la empresa que generó controversia fue el haber permitido que dos menores del grupo viajaran sin sus padres, lo que calificaron de “irresponsable”. Los 34 viajeros, al ver frustrado su vuelo, buscaron alternativas y consiguieron pasajes en un barco rápido de la compañía Balearia, que los trasladó a Barcelona. Esto implicó un desplazamiento en taxi desde el aeropuerto hasta el puerto de Alcúdia y, posteriormente, tomar el autobús que tenían contratado en tierra firme para proseguir su viaje hacia Andorra. Finalmente, tras esta odisea, el grupo logró llegar a su destino.
No es el primer caso
Esta no es la primera vez que Vueling se enfrenta a críticas similares relacionadas con problemas de documentación y empadronamiento en vuelos nacionales. Aunque la compañía se puso en contacto con el grupo después del incidente, aún no ha dado una respuesta oficial ni ha ofrecido una posible compensación inmediata para cubrir los gastos derivados del inconveniente.
En 2022, la Dirección General de Consumo de las Islas Baleares inició un expediente sancionador por valor de 9.000 euros contra Vueling al entender que utilizaba un método de venta de billetes que dificultaba la obtención de descuentos por residente o familia numerosa a aquellas personas que viajaban acompañados de menores de edad cuando no todos los pasajeros cumplían los requisitos para acceder a estos beneficios, un caso muy similar al que ha ocurrido en esta ocasión.