Suspenden a un dentista después de que 1.500 pacientes tengan que pedir pruebas de hepatitis y VIH por “riesgo potencial de infección”

Quienes asistieron a la clínica en los últimos tres años deberán ser alertados para que acudan al médico y vean si la mala praxis ha perjudicado su salud

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Una paciente en la consulta
Una paciente en la consulta de un dentista. (JCOMP/FREEPICK)

La bata blanca es un signo de autoridad que la mayoría de los pacientes suelen obedecer sin rechistar. Los médicos, sea cual sea la especialidad, tienen la confianza de quienes asisten a sus consultas, hasta el punto de que dejan en sus manos su propia salud física o mental. Es por esto mismo que los profesionales sanitarios, a su vez, cuentan con un estricto código ético y profesional, cuyo incumplimiento puede conllevar serias consecuencias.

Esto se ha podido ver recientemente en la región de Normandía, al noroeste de Francia, donde el caso de la mala praxis de un dentista se ha convertido en uno de los temas más comentados de la semana. Tal y como informa el medio galo France 3, la Agencia Regional de Salud de dicho territorio ha presentado un informe en el que asegura haber recibido un preocupante “informe relativo a un consultorio odontológico”, donde se “concluye de manera inequívoca que las condiciones de asepsia e higiene existentes en el lugar son incompatibles con el ejercicio de la profesión”.

A raíz de esto, la agencia en cuestión ha ordenado que se suspendiera de manera inmediata el derecho del odontólogo responsable de la clínica de ejercer su profesión. Una suspensión que tendrá una duración máxima de cinco meses en los que otro órgano, el Orden Nacional de Dentistas, deberá decidir si emprende acciones disciplinarias.

1.500 pacientes podrían tener problemas de salud

La Agencia Regional no ha entrado en detalles de en qué consistía esa falta de higiene, pero ha añadido en el comunicado que “debido a un riesgo potencial de infección, y aunque el riesgo es bajo, se ha pedido que se informara a los pacientes que han visitado el consultorio en los tres años anteriores a la inspección”. Un lapso de tiempo en el que, según las estimaciones realizadas, podrían haber pasado hasta 1.500 pacientes.

Todas estas personas podrían ser advertidas mediante correo postal o electrónico, siendo la propia clínica la responsable de contactar con todos ellos. La recomendación: acudir al médico para realizarse una serie de pruebas que puedan detectar la presencia de virus como la hepatitis B y C o incluso el VIH, puesto que este tipo de afecciones son las más comunes en los contagios en procedimientos dentales con mala higiene.

Una responsabilidad profesional

Desde el Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la Primera Región, ofrecieron una guía de buenas prácticas donde incluían una serie de malas praxis que hay que evitar a toda costa. Entre estas, destaca “no emplear en nuestro tratamiento técnicas que desde nuestro conocimiento carezcan de la suficiente base científica, sin contar con la más minuciosa preparación y las correctas medidas de higiene y esterilidad”.

En España, no obstante, para casos así no se trataría de una negligencia médica, sino de una negligencia dental. Para reclamarla, se puede procurar llegar a una resolución extrajudicial mediando directamente con la clínica en cuestión, pero si esto no se consiguiera, se podría pedir un informe pericial y emprender tanto un requerimiento extrajudicial como, en el último de los casos, una demanda para obtener la indemnización correspondiente.

Una mujer fue por una revisión de rutina con su dentista pero le aplicó anestesia en el nervio equivocado y le paralizó la mitad de la cara. (Reuters)