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Antonio Banderas es probablemente uno de los rostros españoles más conocidos a nivel mundial. Comenzó su carrera como actor de teatro y, más adelante, dio el salto a la pantalla en la película Laberinto de pasiones, de Pedro Almodóvar, junto a Imanol Arias. De ahí para arriba, pues menos de diez años más tarde el actor se establecía en Hollywood, donde ha desarrollado gran parte de su carrera y de su vida personal. Ahí fue donde conoció a Melanie Griffith, con quien contrajo matrimonio en 1996 para divorciarse en 2015. Sin embargo, ella no fue la primera mujer de Banderas.
En 1987, antes de dar el paso a Hollywood, Antonio Banderas se casó con la también actriz española Ana Leza. Su carrera artística fue poco extensa, aunque su fugaz aparición en Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) -también de Almodóvar- permanece en el recuerdo del público. Más tarde, intervino en otras películas con papeles igualmente pequeños, como El placer mata (1988), Hay que zurrar a los pobres (1991) o Philadelphia (1993).
Durante su matrimonio con Banderas, Leza desempeñó un papel crucial en su carrera, ayudándole a superar la barrera del idioma y adaptarse a Hollywood. Sin embargo, tras el divorcio, se alejó del mundo de la actuación y se dedicó a su bienestar personal y familiar. Además, como parte del acuerdo de divorcio, continúa recibiendo el 50% de los ingresos generados por las películas que Antonio protagonizó durante su matrimonio, ya que estaban casados en régimen de gananciales.
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Un divorcio complicado
En el rodaje de Two Mucho (1995) Melanie Griffith se cruzó en la vida de Antonio Banderas, con quien coprotagonizaba la película de Fernando Trueba. El actor se enamoró de Griffith, lo que desembocó en un divorcio nada fácil para Leza, no solo a nivel emocional, sino también a nivel económico. Después de pasar por los tribunales, Banderas tuvo que pagar 570 millones de pesetas (casi tres millones y medio de euros) a su exmujer y cederle la mitad de su casa de Madrid. A pesar de todo, ambos intentaron ser lo más discretos posible y el actor reconoció haberle hecho daño a Leza.
Tras el divorcio, que ocurrió en un momento clave en la carrera de Banderas, ya que se estaba consolidando como actor en Hollywood, Ana Leza se afincó en Estados Unidos, donde se alejó de la vida pública y encontró su tranquilidad en la meditación, las filosofías orientales y el budismo. Más tarde, volvió a encontrar el amor en Christopher Lee Villareal, un montador y documentalista californiano de origen mexicano.
Una madrina excepcional
En el año 2000, Ana Leza y Christopher Lee Villareal unieron sus vidas en matrimonio por lo civil en un rancho de California, en una ceremonia íntima que contó con la misma madrina que en su anterior boda con Antonio Banderas: la actriz Carmen Maura. Además de una sólida amistad, ambas comparten su amor por Miraflores de la Sierra, en Madrid, donde cada una posee una residencia.
La historia de Leza y Villareal comenzó en la etapa en la que Antonio Banderas inició su carrera en Hollywood. Lo que en un principio fue una amistad, con el tiempo se transformó en una consolidada relación, que este año celebra su aniversario de oro. Junto a sus dos hijas, Clara Sofía y María Macarena, han construido una vida alejada de los focos mediáticos; aunque discreto, Christopher Lee Villareal también ha desarrollado su carrera en la industria audiovisual.
La familia reside actualmente en una pequeña localidad cerca de Nueva York, en South Fallsburg, donde llevan una vida tranquila centrada en la familia y la espiritualidad, aunque viajan con frecuencia a California y Madrid.