La última noche de First Dates estuvo cargada de emociones, contrastes culturales y desencuentros. Enrique, un soltero gallego apasionado por su música tradicional, decidió llegar al programa de citas con un detalle único: su banda de música. A ritmo de gaitas y panderetas, le dio la bienvenida a Elvira, su cita de 69 años, a quien buscaba impresionar con un show improvisado. A pesar de que al principio la mujer se sintió halagada, rápidamente dejó entre ver que sus diferencias iban más allá de los gustos musicales.
Enrique, quien confesó a Carlos Sobera haber pasado ocho años sin cortarse la barba, quería impresionar no solo con su estilo distintivo, sino también con su cariño y sensibilidad, algo que según le ha comentado es lo que busca en una pareja. La conexión inicial parecía prometedora al descubrir que tanto él como Elvira habían nacido en Vigo y compartían raíces gallegas. Sin embargo, los primeros comentarios de Elvira dejaron entrever que la apariencia de Enrique no terminaba de convencerla: “A mí, duchaditos una o dos veces al día”, expresó dejando claro que su primera impresión no era favorable.
Un encuentro marcado por las diferencias
Elvira, jubilada, contó en su presentación que disfruta mantenerse activa, hacer planes al aire libre y escuchar música de discoteca. Enrique, por su parte, trabaja en un hospital militar en Pontevedra y encuentra su mayor pasión en la música tradicional gallega, siendo miembro de cuatro bandas. Aunque ambos compartían una conexión con su tierra, sus estilos de vida no pueden ser más opuestos. “Yo no soy de romería”, dijo de forma tajante cuando Enrique le explicó su dedicación a la música.
En un intento por conocer a su cita, la gallega lo escuchó hablar sobre sus compromisos musicales, pero no pudo evitar pensar en su barba y en cómo se alejaba del “prototipo de hombre” que buscaba. Cuando Enrique reveló que era viudo desde hacía año y medio, expresó interés en seguir adelante con una nueva relación. No obstante, su cita dejó claro a lo largo de la cena que no veía un futuro entre ellos. Mientras, Enrique percibió a su cita como “un poco estirada” al comentar ella que prefería las discotecas y la música más moderna.
Una pareja con vidas paralelas
La conversación continuó entre intentos de encontrar puntos en común, pero sus intereses no parecían alinearse. Mientras Elvira hablaba de su amor por la playa, el senderismo y los planes activos, Enrique admitió que prefería la vida cómoda y que viajar no era una de sus prioridades, dado que ya había tenido suficiente de ello por motivos laborales. “Nada que ver uno con el otro”, sentenció Elvira al darse cuenta de que no compartían ni objetivos ni aficiones. Sin duda, la chispa no apareció en ningún momento de la cita, y Elvira, sin esperar la decisión final, expresó su opinión de forma clara y directa: “Vivimos en mundos distintos”.
Además, comentó al equipo entre risas que estaba dispuesta a regresar al programa si había otra opción para ella, pero en este caso el flechazo estaba descartado. Enrique, aunque decepcionado, comprendió la situación. “Creo que tampoco es mi tipo”, reconoció, aceptando que las diferencias eran irreconciliables. Sin embargo, no se fue del programa con las manos vacías; su fiel banda de música gallega lo acompañó con gaitas y panderetas, poniendo un broche único a su participación en First Dates.
