Cuando Pablo Escobar estuvo en España: conoció al presidente Felipe González, estuvo en una discoteca de Madrid y se interesó por los toros

Durante la celebración socialista en Madrid, Escobar presentó a un periodista colombiano ante González, simbolizando cómo política y narcotráfico se entrelazaron en los años ochenta

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Montaje de Infobae España
Montaje de Infobae España

El 25 de octubre de 1982, un Boeing 747 de Avianca despegó de Bogotá con destino a Madrid, haciendo escala en San Juan. A bordo, una delegación de políticos colombianos se dirigía a la capital española para presenciar la noche electoral del 28 de octubre, en la que el joven candidato socialista Felipe González se perfilaba como el próximo presidente del Gobierno.

Entre los pasajeros se encontraba Pablo Escobar, quien en ese momento ostentaba el cargo de senador suplente en Colombia. Según relató el periodista colombiano Gonzalo Guillén, quien también viajaba en ese vuelo, este encuentro con Escobar reveló detalles sorprendentes sobre la vida del capo en un momento en que su identidad como narcotraficante aún no era plenamente conocida.

De acuerdo con Guillén, quien compartió su testimonio con El País, el encuentro con Escobar ocurrió en el segundo piso del avión, donde había un bar. Durante horas, conversaron sobre temas generales, como el motivo del viaje y la situación en Colombia.

Guillén, en ese momento, no tenía plena conciencia de quién era Escobar, aunque ya existían investigaciones en curso sobre sus actividades ilícitas. Escobar, con su característico acento antioqueño y un reloj adornado con diamantes que marcaba las horas de Colombia y España, dejó una impresión que Guillén describió como la de un “rufián”.

Una noche electoral en el Palace

La noche del 28 de octubre de 1982, el Hotel Palace de Madrid se convirtió en el epicentro de la celebración socialista tras la victoria de Felipe González. Miles de personas se congregaron frente al hotel y en las inmediaciones del Congreso de los Diputados, en una fiesta que se extendió hasta la madrugada.

El expresidente del gobierno español
El expresidente del gobierno español Felipe González (d) y el dirigente opositor venezolano Edmundo González (i), en un desayuno informativo este lunes en Madrid. El expresidente español hizo este lunes un llamamiento al Ejecutivo español para que contribuya al regreso del opositor venezolano a su país, igual que ayudó a sacarlo el pasado mes de septiembre. EFE/ Mariscal

En medio de esta euforia, Escobar también estuvo presente, acompañado por políticos colombianos como Alberto Santofimio y Jairo Ortega Ramírez, con quienes había viajado desde Bogotá.

En un momento de la noche, Escobar se acercó a Guillén y lo invitó a seguirlo. Según el relato del periodista, el narcotraficante lo condujo a través de la multitud hasta llegar a Felipe González, a quien presentó con las palabras: “Doctor, le presento a un periodista colombiano”. Guillén cree que González no tenía idea de quién era Escobar, y lo atendió por cortesía.

Escobar, como relató su hijo en un libro, acudió a la fiesta del Hotel Palace en Madrid con “unos zapatos que le habían traído de Nueva York y que tenían un talón oculto que le hacían parecer más alto”.

En la única fotografía conocida de esa noche, Escobar aparece sentado en una mesa del Palace junto a políticos colombianos y uno de los hermanos Dominguín, toreros icónicos de España. Aunque algunas fuentes señalan que podría tratarse de Luis Miguel Dominguín, otras sugieren que el comensal era su hermano Pepe.

Así se camuflan las ‘narcogasolineras’ que alimentan a las mafias de la costa andaluza: barcas convencionales que pasan desapercibidas.

Este detalle, aparentemente anecdótico, conecta con una relación más amplia entre los narcos colombianos y figuras españolas de la época.

La política como herramienta de poder

El viaje a Madrid ocurrió en un momento clave para Escobar, quien había iniciado su incursión en la política colombiana. En 1982, fue elegido senador suplente por el movimiento Alternativa Liberal, liderado por Alberto Santofimio.

Sin embargo, su carrera política estuvo marcada por controversias desde el principio. Previamente, tanto Escobar como Jairo Ortega habían intentado postularse por el partido Nuevo Liberalismo, liderado por Luis Carlos Galán, quien los expulsó debido a sus vínculos con el narcotráfico.

Escobar veía en la política una oportunidad para consolidar su poder y legitimarse ante la sociedad. Durante su campaña, financió proyectos sociales como la construcción de 100 canchas de fútbol y 500 viviendas para familias desplazadas en Medellín, en una iniciativa conocida como ‘Medellín sin Tugurios’.

Según el libro de su hijo, Juan Pablo Escobar, estas acciones eran financiadas en parte por otros narcotraficantes, a quienes Escobar pedía contribuciones para sus proyectos.

Juan Pablo Escobar en entrevista
Juan Pablo Escobar en entrevista con Adela Micha. (Infobae/Captura de pantalla)

Sin embargo, su doble vida como político y narcotraficante no tardó en desmoronarse. En agosto de 1983, el diario colombiano El Espectador reveló que Escobar había sido condenado por tráfico de cocaína en 1976.

Este escándalo marcó el inicio de su caída como figura pública. En enero de 1984, Escobar renunció a su cargo político con una carta en la que denunciaba a las “oligarquías” y los “conciliábulos partidistas”.

Conexión entre Madrid y los narcos colombianos

El vínculo entre los narcos colombianos y España no terminó con el viaje de Escobar en 1982. En 1984, otros capos como Gilberto Rodríguez Orejuela, del Cártel de Cali, y José Luis Ochoa, del Cártel de Medellín, se instalaron en Madrid bajo identidades falsas.

Según el periodista gallego Perfecto Conde, ambos se presentaban como empresarios adinerados y se interesaban por inversiones en bienes raíces, toros y caballos de lidia.

En este contexto, los hermanos Dominguín también aparecen relacionados con los narcos. Luis Miguel Dominguín, por ejemplo, visitó la finca de los Ochoa en Medellín, según relató el torero y periodista Diego Bardón. Aunque Dominguín negó conocer las actividades ilícitas de sus anfitriones, estos encuentros reflejan las complejas conexiones entre España y el narcotráfico colombiano en los años ochenta.

Para Alonso Salazar, autor de la biografía “La parábola de Pablo”, Escobar no solo buscaba riqueza, sino también aceptación y legitimidad como líder político. Su incursión en la política fue un intento de combinar su rol como narcotraficante con el de estadista, algo que resultó insostenible.

El impacto social de Escobar en Medellín, donde era visto como una especie de “Robin Hood”, desconcertó a la prensa y a la opinión pública. Sin embargo, su ambición desmedida lo llevó a enfrentarse al Estado colombiano y a la DEA, desatando una guerra que marcaría a Colombia durante la década de los ochenta.

El viaje de Escobar a Madrid en 1982 es un episodio que ilustra cómo el narcotráfico y la política se entrelazaron en un momento de transición tanto en Colombia como en España. Aunque su presencia pasó desapercibida para muchos en esa noche electoral, su figura ya comenzaba a proyectar una sombra que trascendería fronteras y décadas.