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No todas las esposas de jeques y emires desaparecen del ojo público tras la retirada de sus maridos. Algunas eligen una vida de discreción, como las hijas de Noor de Jordania, mientras que otras protagonizan escándalos, como la princesa Haya de Jordania. Pero Moza bint Nasser al-Missned ha seguido un camino distinto: ha construido una identidad propia como empresaria, referente en Catar y se ha convertido en una de las mujeres más elegantes del mundo árabe, rivalizando en estilo con la reina Rania de Jordania.
Catar, considerado uno de los países más ricos del mundo, es sinónimo de opulencia, y la exjequesa no se queda atrás. Sin embargo, su historia no se limita a la fortuna que la rodea. Su matrimonio con el jeque Hamad Bin Khalifa al Thani en 1977 fue fruto de una estrategia política para consolidar la paz entre sus familias. Lo que comenzó como un acuerdo se convirtió en una relación en la que Moza se erigió como la esposa favorita, madre del heredero y una figura clave en el poder catarí.
Desde que apareció en la escena internacional, Moza bint Nasser cautivó a la prensa occidental con su porte regio y su inconfundible estilo. Su capacidad de combinar piezas de alta costura con turbantes a juego la convirtió en un ícono de la moda. En Catar sigue el código tradicional y viste de negro, pero en el extranjero deslumbra con atuendos audaces adaptados a su cultura. Incluso a sus 65 años, su imagen sigue siendo impecable y envidiable.

El retiro de su esposo en 2013 no significó su desaparición de la esfera pública. Moza ha seguido desempeñando un papel clave en la familia Al Thani, y muchos la consideran la arquitecta de la expansión financiera de Catar. Se le atribuye la gestión de Mayhoola for Investments, el fondo catarí que adquirió firmas de lujo como Balmain, Valentino y Missoni. Además, su influencia se extiende al mundo inmobiliario, con propiedades en París, Londres y Nueva York, incluyendo el emblemático Empire State Building.
Pero más allá del poder económico, su imagen impoluta y juventud eterna han generado fascinación y especulación. En un reciente encuentro con la reina Silvia de Suecia, las diferencias en su apariencia fueron notorias: mientras la monarca europea mostraba los signos naturales del paso del tiempo, la jequesa catarí parecía desafiar la edad con un rostro impecable.
El secreto detrás de su eterna juventud
La obsesión por la estética en la realeza árabe no es un capricho superficial, sino un símbolo de estatus y poder. Según afirma el doctor Leo Cerrud, especialista en medicina estética, a MujerHoy, estas mujeres buscan la perfección sin restricciones. En el mundo árabe, la cirugía estética no es un tabú, ya que no está prohibida por el Corán, lo que permite que se realicen procedimientos desde edades tempranas.

“Ya con 20 años muchas pasan por quirófano para conseguir una armonización facial. Casi siempre empiezan por la nariz”, explica la doctora Flavia Bonina, médica estética con clínica en Madrid, a la revista Vanitatis. La realeza árabe comparte ciertos rasgos que responden a un canon de belleza bien definido: nariz refinada, pómulos altos, mandíbula marcada y cejas esculpidas.
En el caso de Moza bint Nasser, los expertos aseguran que su apariencia no es solo fruto de buenos genes y cremas costosas. “Estoy seguro de que lleva de todo: infiltraciones, vitaminas, aparatología, láseres, ultrasonidos… Un arsenal de procedimientos estéticos a su disposición”, afirma Cerrud. A diferencia de la estética occidental, que busca naturalidad, la escuela árabe apuesta por un look más definido y visible, influenciado por tendencias estadounidenses y asiáticas.
La evolución de la belleza en la realeza árabe
En Europa, la discreción ha sido históricamente un principio estético entre la aristocracia, donde alterar el rostro se consideraba de mal gusto. Sin embargo, esto está cambiando. Mientras que en Occidente los retoques estéticos siguen manteniendo cierto grado de modestia, en Oriente Medio la belleza es una cuestión de orgullo y estatus.
Contrario a lo que se cree, las mujeres árabes no intentan imitar los estándares occidentales. “No buscan parecerse a una sueca, sino potenciar lo que en su cultura se considera hermoso”, explica Cerrud. En su sociedad, la belleza se enfoca principalmente en el rostro, ya que es lo que más muestran en público.