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El resultado de las elecciones alemanas no han sido muy diferentes a los sondeos realizados a los días previos de los comicios. Así, el partido de Friedrich Merz, CDU/CSU, que siempre se mantuvo favorito en las encuestas, ha obtenido un 28,5% de los votos. Sin duda, lo más sorprendente fueron los partidos que quedaron en segundo y tercer lugar, pues a pesar de haberse vaticinado días antes, el panorama internacional y nacional ha sido testigo del alzamiento de la AfD, el partido de extrema derecha de Alice Weidel, con el 20,5%, frente al del excanciller Olaf Scholz del SPD con un 16,5% de los votos.
Las cifras, que representaron entre el 83% y el 84% de la población alemana, han sido un segundo golpe para el que era el presidente del Gobierno, Olaf Scholz, quien tuvo que adelantar siete meses debido al fallo en la cuestión de confianza del pasado 16 de diciembre de 2024. El excanciller recibió 207 votos a favor frente a 394 en contra, lo que reflejó la pérdida del respaldo mayoritario en el Bundestag, después de las tensiones internas en la “coalición semáforo”.
No obstante, la caída definitiva del presidente alemán han sido las elecciones del domingo 23 de febrero, pues el partido SPD ha obtenido el peor resultado desde las elecciones al Reichstag de 1890, según el medio alemán Bild. En aquel momento, los fundadores Wilhelm Liebknecht y August Bebel luchaban contra el Káiser por los derechos de los trabajadores. Aunque Scholz ha conseguido 121 votos para su partido, ha asegurado que no participará en las negociaciones de la coalición del nuevo gobierno.
“El resultado es muy amargo para el SPD”
La debacle electoral sufrida por el Partido Socialdemócrata (SPD) ha dejado una marca indeleble en la historia política alemana, pero sobre todo del partido. A pesar de no haber conseguido los mejores números en las últimas cuatro elecciones, en las celebradas en 2021 el partido consiguió un 25,74% cuando Olaf se postulaba como candidato por primera vez. Además, el último batacazo del SPD fue mucho antes, en los comicios de 2009, donde pasaron de un 34,25% a un 23,03% de representación en el Bundestag.
Ahora, el SPD se sitúa como la tercera fuerza del país, con un resultado que ha generado un fuerte clamor interno para poner en marcha un cambio. El propio Olaf Scholz, ha declarado durante la jornada electoral que, aunque se presentó de nuevo como candidato a canciller, no formará parte del próximo gobierno federal en representación de su partido. Y es que, “el resultado es muy amargo para el SPD”, ha admitido el excanciller. Del mismo modo, los que hasta entonces eran compañeros de Scholz han anunciado la reorganización de su personal y el ministro de Defensa, Boris Pistorius, ha puesto de manifiesto su intención de ponerse al frente para negociar un nuevo gobierno federal con CDU/CSU, que a pesar de ganas las elecciones no llegan a mayoría absoluta.
Algo con lo que está de acuerdo el copresidente del SPD, Lars Klingbeil, quien según el Bild ha enfatizado “con absoluta claridad” en la necesidad de “iniciar el cambio generacional en el SPD”. De esta manera, “este resultado es un punto de inflexión que exigirá cambios radicales”, asegura Klingbeil. La pérdida de 550.000 votos frente a las fuerzas de izquierda es un claro indicativo de que el SPD ha perdido el contacto con sus bases tradicionales. Por lo que, el esperado lavado de cara espera recuperar la confianza del electorado desencantado con la gestión de la justicia social, pensiones y empleo.
La recesión económica alemana: escalada de precios en la energía por la dependencia al gas ruso
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Dentro de las tensiones internas en el SPD, muchas se han originado por la forma de gestionar la brecha salarial. Según las declaraciones de la economista Veronika Grimm a Bild, “muchos trabajadores en Alemania consideran que el riesgo de desempleo ha aumentado significativamente en las actuales circunstancias políticas y ya se ha convertido en una realidad”. Asimismo, con la cuestión del subsidio ciudadano, el partido de Olaf no ha conseguido amigos, “ya que la brecha salarial entre trabajadores y receptores de transferencias se ha reducido demasiado”, afirma Grimm.
Otra de las preocupaciones de la administración de Scholz ha sido la recesión económica que parece prolongarse. Así, se pudo apreciar cómo el panorama económico fue una de las cuestiones más habladas en el debate electoral. Entre ellas, la guerra en Ucrania ha jugado un papel determinante, evidenciando los efectos colaterales de una dependencia excesiva del gas ruso y la contracción del mercado de exportación. Friedrich Merz, líder de la CDU y candidato favorito para suceder a Scholz, subrayó la necesidad de “controlar la burocracia” como clave para reactivar la economía y criticó duramente la decisión del anterior Gobierno de cerrar las centrales nucleares.
Por su parte, el ministro de Economía, Robert Habeck atribuyó la crisis económica a la ausencia de gas ruso a precios competitivos y a la reducción del mercado de exportación, señalando que la dependencia previa de Alemania del gas ruso fue un factor crucial para la actual escalada de los precios de la energía. De este modo, estuvo en consonancia con la oposición en la necesidad de reducir la burocracia, además de incrementar la inversión en infraestructuras, digitalización y modernización de la red de transporte,
No obstante, en el debate televisivo, tanto Scholz como Merz coincidieron en la necesidad de continuar brindando respaldo a Kiev, haciendo hincapié en que la finalización del conflicto en Rusia es esencial para la recuperación económica de Alemania. Aun así, Scholz insistió en que, pese a la invasión, su administración había logrado contener parte del impacto en los precios de la energía, asegurando que “los peores altos ya han pasado”.