Las elecciones federales anticipadas, convocadas después de que el presidente Olaf Scholz perdiera la moción de confianza en diciembre, han transformado el escenario político del país. Con una campaña dominada por debates sobre la gestión de la inmigración y el estancamiento económico, los principales contendientes se perfilan de la siguiente manera: la Unión Demócrata Cristiana, liderada por Friedrich Merz, encabeza las encuestas, mientras que la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) se posiciona como la segunda fuerza, capitalizando el creciente descontento popular y la hostilidad ante los flujos migratorios.
Asimismo, se han registrado manifestaciones tanto en defensa como en rechazo a las posiciones extremas en las jornadas previas. Sin duda, el proceso electoral plantea un punto de inflexión que no solo definirá el futuro del gobierno alemán, sino que también tendrá implicaciones relevantes para la política y la economía europea. De este modo, es imprescindible conocer cómo será el procedimiento para nombrar al nuevo canciller alemán, tras las elecciones del domingo 23 de febrero, y descubrir a los diputados que conformarán el Bundestag durante los próximos cuatro años de legislatura.
La propuesta del presidente federal
A diferencia de los sistemas semi‑presidenciales, como el de Francia, el presidente del Gobierno en Alemania no es elegido directamente por la ciudadanía, sino que son los miembros del parlamento, el Bundestag, quienes lo nombran en una votación. Sin embargo, al igual que otros sistemas parlamentarios, como España, Italia o Bélgica, la cámara baja alemana se compone con los resultados de las elecciones generales, por lo que los escaños de la Asamblea Legislativa Federal estaría representada por el pueblo.
Así, para designar al canciller alemán será preciso seguir un proceso institucional consagrado en cuatro pasos. El primero ocurre tras las elecciones, pues en un plazo de 30 días después de las votaciones, se celebra la primera sesión constitutiva. Durante este acto, los nuevos diputados eligen de manera no oficial al presidente y a sus suplentes. Del mismo modo, se despide al anterior presidente, quien deberá otorgar el cargo en funciones hasta que se seleccione otra persona para asumir el puesto, según Newtral.
En segundo lugar, el presidente federal, que actualmente es el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, debe escoger y proponer un candidato a canciller, según el Artículo 63 de la Ley Fundamental alemana. Esta sugerencia no tendrá un plazo determinado y se someterá a votación sin debate previo.
La votación y el nombramiento del canciller
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Una vez hecha la propuesta del presidente federal se produce una votación que debe tener como resultado una mayoría absoluta para que el candidato sea elegido en la primera vuelta. No obstante, si el aspirante no consigue la “mayoría del canciller” el parlamento tiene un plazo de 14 días para designar a otro pretendiente al puesto. En última instancia, si se pasa el plazo de dos semanas, se hará una tercera votación donde puede haber más de un candidato que será elegido por mayoría relativa, es decir, el que tenga más apoyos gana.
De esta manera, si el aspirante ha sido escogido en la primera vuelta, el presidente federal deberá nombrarlo como canciller de Alemania en menos de siete días. En contraposición, si se selecciona al canciller mediante una mayoría simple, el jefe de Estado alemán tendrá que elegir entre designarlo como nuevo representante del Gobierno en un plazo de siete días o disolver el parlamento para convocar nuevas elecciones.