Alemania vuelve a ser conservadora: el resultado electoral certifica la caída de los socialistas, el reto de la ultraderecha y el inicio de la era Merz

El partido conservador de la Unión Cristianodemócrata (CDU), encabezado por Friedrich Merz, se alza con el poder con claridad, confirmando los resultados que vaticinaban los sondeos desde hace meses

Guardar
Montaje: Infobae España
Montaje: Infobae España

Cuando Angela Merkel renunció al partido con el que fue canciller durante 16 años, Alemania perdió confianza en los democristianos conservadores y apostó por los socialdemócratas. Pero no ha durado ni un ciclo electoral completo. Menos de cuatro años después, el pueblo ha vuelto a depositar su confianza la Unión Cristianodemócrata (CDU).

Con casi un 29% de los votos (más incluso que los que consiguió Scholz en 2021, a falta de que se confirmen los resultados definitivos), las elecciones alemanas confirman los datos que los sondeos llevan vaticinando desde noviembre, cuando el hasta ahora canciller, Olaf Scholz, perdió la cuestión de confianza y adelantó las elecciones, que debían haber sido dentro de siete meses, es decir, en septiembre.

Así, a pesar del poco tiempo que los partidos tuvieron para preparar sus programas electorales, los votantes han decidido volver a la fórmula que funcionó durante 16 años con la esperanza de recuperar el rumbo económico de una Alemania que se encuentra en recesión.

Tras el cierre de urnas a las siete de la tarde, los sondeos a pie de calle ya confirmaban lo vaticinado por los sondeos, una victoria para Merz y una alegría para Merkel, a esperas de conocer con qué partidos formará alianzas su partido. Y las cifras de participación han sido históricas, las más altas desde la reunificación alemana, con un porcentaje de participación muy superior al de 2021: ha terminado siendo de un 84% frente al 76,4% de población que votó en hace cuatro años.

Tras décadas de espera, Merz tomará las riendas de Alemania. El hombre se acaba de convertir en el décimo canciller alemán de la posguerra y encarna un giro conservador que ha movilizado a gran parte de la población.

Su reto será unir a la CDU, convencer más allá de su propio campo y demostrar que es capaz de gobernar un país en plena transformación. Si lo consigue, pasará a la historia como el hombre que inició una nueva etapa en Alemania tras la era Merkel. Si fracasa, pasará a la historia como el eterno rival de la canciller, el hombre que esperó demasiado su momento.

Friedrich Merz. (Fabrizio Bensch/Reuters)
Friedrich Merz. (Fabrizio Bensch/Reuters)

El hundimiento de los socialdemócratas

Scholz perdió el control de su Gobierno de coalición, la famosa alianza conocida como “la coalición semáforo”, cuando despidió a su ministro de finanzas, Christian Lindner, quien además era el líder del partido FDP.

Una recesión económica sin frenos le llevaba pisando los talones durante los últimos dos años, en los que, por primera vez desde antes de que Merkel llegase al poder, el país dejaba de ser la locomotora de Europa. La guerra de Ucrania, que ha golpeado mucho a un país que dependía en gran medida del gas ruso, estalló poco después de que llegara al poder, y ya nunca pudo remontar una situación adversa. Las urnas le han castigado sin medias tintas: el partido alcanzó el 16% de los votos, una caída en picado del 25,74% que logró en 2021. Es el peor resultado de esta formación desde su fundación en 1887.

German Chancellor Olaf Scholz of
German Chancellor Olaf Scholz of the Social Democratic Party (SPD) walks off the stage after the exit poll results are announced for the 2025 general election in Berlin, Germany, February 23, 2025. REUTERS/Liesa Johannssen

Desde entonces, tanto en la República de Weimar, en el periodo de entreguerras, como en los más de 75 años de la República Federal, los socialdemócratas siempre superaron el umbral del 20% de los votos.

Otro gran derrotado en estos comicios son Los Verdes, socios de Scholz en el gobierno, que apenas alcanzan el 13,5% de los votos.

Así, los socialdemócratas han pasado de ser la principal fuerza política, ganadora de unas elecciones generales, al tercer puesto del podio, superados incluso por la ultraderecha, que ha logrado el 20% de los votos.

En duda: la coalición

Con la grave situación económica que enfrenta el país germano por la dependencia del gas ruso y las exportaciones de china, la última duda que queda es saber con quién formará alianzas Merz ahora que la ultraderecha es la segunda fuerza política.

El líder del CDU ha apostado a lo largo de esta tarde por negociaciones rápidas de coalición: “Vamos a hablar con los posibles socios para formar un Gobierno tan pronto como sea posible”. La ultraderecha, en un inicio, no estará dentro de estas conversaciones.

Así lo ha declarado en la sede de la Unión Cristianodemócrata (CDU) en Berlín, consciente de las grandes diferencias que separan ideológicamente a los partidos en temas como migración o medidas económicas. “El mundo no espera por nosotros”, ha añadido, desatando el júbilo de los presentes.

Todo apunta a que tendrá que negociar con los socialdemócratas (SPD). En España, sería el equivalente a una alianza entre PP y PSOE. Sin embargo, mientras que aquí eso parece impensable, en el país centroeuropeo están acostumbrados: tres de los cuatro Gobiernos de Angela Merkel fueron una Grosse Koalition, o gran coalición, como se conoce al acuerdo entre los dos antiguos grandes partidos.

Pero también podrían entrar en la ecuación algunos de los pequeños, si logran el 5% mínimo para entrar en el Parlamento. Tanto el FDP (liberal) como el BSW (izquierda nacionalista) están en este momento en el límite de superar ese umbral necesario para obtener representación parlamentaria.

Alice Weidel y Olaf Scholz, candidatos oficiales de AfD y SPD para las elecciones alemanas.

Si ninguno de los dos entra al Bundestag, los dos principales partidos, la CDU/CSU (conservadores, liderados por Friedrich Merz) y el SPD (socialdemócratas, de Olaf Scholz), tendrían suficientes escaños para gobernar juntos en una gran coalición.

La ultraderecha se ofrece

Alice Weidel, candidata a canciller por Alternativa por Alemania (AfD), por su parte, ha celebrado el resultado, histórico para la ultraderecha en Europa: cerca del 20% de los votos, el doble que en los antiguos comicios. El partido ha pasado de ser considerado un paria en el país —de esos que apoya alguna gente, pero le da vergüenza decirlo— a estar a punto de convertirse en la principal fuerza de la oposición. Weidel ha anunciado su disposición para participar en la formación de un Ejecutivo. Sin embargo, la oferta no tiene ninguna posibilidad de cumplirse, ya que el resto de los partidos descartan de forma rotunda gobernar con AfD.

Merz ha sostenido ahora que el “cordón sanitario” contra la AfD está “más firme que nunca”: no se plantea cooperar con la AfD ni, mucho menos, formar con ella una coalición de Gobierno, aunque no descartará, en casos específicos, su apoyo en cuestiones relacionadas con la política migratoria.

Para revitalizar la economía alemana y encontrar un socio de coalición, Friedrich Merz ha planteado reformar el “freno a la deuda”, la norma constitucional que limita el endeudamiento del país.

Además, Merz se ha mostrado cada vez más activo en el debate sobre la inmigración, un tema que fue una de las principales fuentes de conflicto con Angela Merkel. En particular, ha responsabilizado a los solicitantes de asilo y a los inmigrantes de los atentados terroristas. Estas posturas han logrado atraer a algunos simpatizantes del partido de Weidel, lo que podría generar divisiones dentro de su propio sector político. Alemania, tan acostumbrada a la estabilidad, entra ahora en un nuevo terreno de juego.

Guardar