Los científicos descubren un signo de la demencia precoz: las personas con problemas auditivos en entornos ruidosos tienen el doble de posibilidades de sufrir esta enfermedad

Un estudio británico revela nuevos riesgos y oportunidades de prevención de la demencia

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La mitad de los pacientes
La mitad de los pacientes no eran conscientes de su condición. (Pixabay)

La demencia es una enfermedad general que abarca una gran variedad de afecciones neurológicas que perjudican al cerebro y que empeora con el paso del tiempo. Se trata de la pérdida de la capacidad de pensar, recordar y razonar a niveles que afectan directamente a las actividades diarias, sin poder controlar las emociones u otras conductas.

Un estudio reciente publicado por la Universidad de Oxford ha identificado una posible conexión entre las dificultades auditivas en entornos ruidosos y un mayor riesgo de desarrollar demencia. La investigación, que contó con 82.039 adultos mayores de 60 años, sugiere que los problemas para comprender el habla en ambientes sonoros complejos podría ser un indicio de esta enfermedad degenerativa.

De acuerdo con los resultados del estudio, las personas con dificultades auditivas en entornos ruidosos tienen el doble de probabilidades de desarrollar demencia en comparación con aquellas que no presentan este problema.

Además, el 50% de los participantes que mostraron insuficiencia auditiva no eran conscientes de su condición, lo que subraya la importancia de una mayor concienciación sobre la salud del oído. Es más, esta asociación se mantuvo después de considerar otros factores de riesgo, como el estilo de vida, las condiciones médicas preexistentes o el nivel educativo

La relación entre cerebro y oído

El vínculo entre la pérdida auditiva y el deterioro cognitivo no es un tema nuevo en la investigación científica, pero este estudio aporta un nuevo enfoque al centrarse en la capacidad de comprender el habla en entornos ruidosos.

Según explicó Thomas Littlejohns, epidemiólogo y autor principal del estudio al medio especializado británico Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association, este trabajo se suma al informe previo publicado en The Lancet, que identificó la pérdida de audición como uno de los principales factores de riesgo para prever la demencia.

En dicho informe, se destacó que la pérdida auditiva podría multiplicar hasta por cinco el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Además, según el estudio de Oxford, la incapacidad para procesar el habla podría ser una señal temprana de problemas cognitivos, lo que abre la posibilidad de utilizar técnicas auditivas para la detección precoz.

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Factores de riesgo modificables

La investigación también subraya la importancia de abordar los factores de riesgos variables. Además de la pérdida auditiva, otros agentes como el tabaco, la inactividad física o el aislamiento social están asociados con la aparición de la enfermedad.

En este contexto, Katy Stubbs, neurocientífica de Alzheimer Research UK, enfatizó en la relevancia de estudios a gran escala como este para identificar los factores de riesgo relacionados con la demencia. Según ella, estas intervenciones no solo pueden mejorar la calidad de vida de las personas, sino que también a contribuir en una mejor salud cognitiva a largo plazo.

Del mismo modo, Stubbs indicó que, aunque el estudio no establece una relación casual directa, los resultados refuerzan la idea de que proteger la audición podría desempeñar un papel crucial en la prevención del deterioro cognitivo.

No hacer ejercicio puede influir
No hacer ejercicio puede influir en la aparición temprana de demencia. (Juan Carlos Cárdenas/EFE)

Las claves de la protección auditiva y detección temprana

Si bien aún se necesitan más investigaciones para corroborar estos hallazgos, los expertos han recomendado el uso de protección auditiva en entornos ruidosos o la adopción de audífonos para ayudar a reducir el riesgo de demencia. Asimismo, estas investigaciones abren la puerta a utilizar pruebas de audición como una herramienta de detección temprana de la enfermedad.

Las dificultades para comprender el habla en entornos con mucho ruido podían ser una señal de advertencia, pero los expertos advierten que se necesitan más ensayos para determinar si la mejora de la audición puede realmente reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.

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