La confesión de una profesora de conducir: “Algunas veces llego a casa acojonada; hay situaciones que dan miedo de verdad”

La mayoría de las veces, los alumnos suelen aprobar el examen a la segunda o a la tercera

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Imagen de archivo de varios
Imagen de archivo de varios coches de autoescuela. (EFE)

Trabajar como profesor de conducir es un reto que requiere paciencia, fortaleza y una concentración constante. Bien lo sabe María García Ramajo, que empezó en 2020 como administrativa en la Autoescuela Placentina (Cáceres) y, en diciembre de 2024, consiguió ponerse al frente de un coche de autoescuela.

“Me gustan los retos”, declaró la profesora en una entrevista concebida a La Vanguardia. Un ejemplo de esto es el tiempo que tuvo que esperar para completar el proceso burocrático, en total, cuatro años hasta que pudo acreditarse como profesora: “La DGT solo convoca las pruebas una vez al año, lo que hace que todo se alargue mucho”, expresó María.

Esfuerzo y sacrificio personal

La formación para poder ser profesor de autoescuela no solo requiere tiempo, sino también una considerable inversión económica y logística. María tuvo que pagar 1.533 euros para inscribirse en el curso, además de otros gastos derivados de la formación presencial en Madrid.

Aunque ella tuvo la suerte de poder residir en casa de un familiar durante este proceso, la profesora recuerda que muchos compañeros debieron afrontar elevados costes de alojamiento y transporte. Pero el sacrificio económico no es el único. Para no perder la antigüedad en su empleo, María tuvo que pedir una excedencia laboral.

Un debut lleno de paciencia

El primer día de la profesora dejó una huella imborrable en su memoria. “No quería que mis alumnos notaran que era nueva. Pensaba constantemente, ¿seré capaz de reaccionar si algo sale mal?”, confesó María. Y es que, muchos profesores están sometidos a altos niveles de estrés, especialmente los primeros días.

Pero la exigencia emocional se ve recompensada por la tarea de enseñar a los alumnos, que en muchos casos, tienen grandes dificultades para asimilar conceptos, algo que advierten los formadores durante todo el curso. “A veces, lo explicas diez veces y siguen sin entenderlo. La frustración está presente”, explicó María.

No obstante, la profesora es consciente de que aún debe mantener la calma y dedicarse plenamente al proceso de aprendizaje del estudiante.

Consejos imprescindibles para conducir de forma segura con nieve o hielo.

La seguridad al volante, un pilar fundamental

Una de las máximas preocupaciones de la profesora es que sus alumnos cojan hábitos de seguridad en la conducción. Según ella, la distracción por el uso del teléfono móvil sigue siendo uno de los mayores peligros para los conductores. “Siempre les pido que guarden el móvil en la chaqueta o en el bolso, que es lo que hago yo”, manifestó María.

Pero el mayor reto al que se enfrentan en esta profesión es a la velocidad de reacción en situaciones de emergencia: “La intervención es clave y necesitas reaccionar con rapidez. Es un constante aprendizaje también para mí como profesora”.

Comúnmente, los alumnos tienden a cometer errores básicos como no girar bien el volante o liberar el embrague de forma apresurada, lo que puede derivar en accidentes inesperados durante las prácticas.

No obstante, la inexperiencia de sus alumnos hace que los profesores convivían con el miedo en su puesto de trabajo. “Algunas veces llego a casa acojonada; hay situaciones que dan miedo de verdad”, confesó María.

La relación entre alumnos y exámenes

Otro de los aspectos que genera presión a los profesores es preparar y llevar a los alumnos a los exámenes de la DGT. Según compartió María, es habitual que los aspirantes suspendan la primera convocatoria. “La mayoría de los alumnos aprueban en la segunda o tercera vez”, indicó la profesora.

Durante la entrevista, María también se acordó de aquellos que aspiran a ser profesores de autoescuela y subrayó que la paciencia es imprescindible para ser instructor, recordando que no todos los alumnos aprenden al mismo ritmo. “Cuando ves que un alumno ha aprendido algo gracias a ti, es cuando sientes que tu trabajo tiene sentido”, concluyó la profesora.

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