En los últimos tiempos, al igual que el skincare, parece que la ciudadanía ha empezado a tomar conciencia sobre la importancia del cuidado del cabello para que luzca sano y brillante. Cada vez son más los usuarios que buscan productos y tratamientos específicos que se adapten a sus necesidades. Algo que bien sabe la industria que cada vez crea más productos para la rutina de la melena.
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A pesar de la amplia gama de opciones que tenemos a nuestra disposición, nos surgen dudas de los pasos más básicos, como por ejemplo, el orden de los productos. Desde el champú hasta los sérums capilares, entender cómo y cuándo utilizarlos es clave para mantener un cabello saludable y bien nutrido.
¿La mascarilla va a antes o después del champú?
Esta pregunta puede llegar a generar debate y es que las opiniones son diversas. Hay personas que consideran una atrocidad aplicar la mascarilla antes del champú, ya que defienden, que si se hace después, el pelo retendrá mejor los componentes hidratantes y podrá eliminar la agresividad de las fórmulas que tienen algunos limpiadores.
Sin embargo, otras son fieles defensoras de echarse la mascarilla prechampú, de esta manera, se evita que el agua actúe como barrera y el tratamiento penetrará mejor en el pelo. Asimismo, señalan que usarla sobre el cabello seco es una excelente opción, porque reduce la carga de grasa y peso, lo que resulta ideal para cabellos finos o con tendencia grasa. Además, apuntan que este método es muy eficaz para controlar el encrespamiento y reparar las puntas abiertas.
Por lo que, en realidad, no hay respuesta correcta a cuándo se debe poner la mascarilla, ya que todo depende del efecto que se quiera lograr
Para qué sirve la mascarilla del pelo
La mascarilla capilar es un elemento esencial en el cuidado del cabello, diseñado para mejorar su salud y apariencia, según mencionan los profesionales de Garnier. Incorporarla en la rutina de cuidados capilares permite aprovechar múltiples beneficios:
- Restauración profunda: gracias a su alta concentración de ingredientes, la mascarilla capilar es un elemento esencial en el cuidado del cabello, diseñado para mejorar su salud y apariencia. Incorporarla en la rutina de cuidados capilares permite aprovechar múltiples beneficios:
- Hidratación intensa: la deshidratación es una de las principales causas de sequedad y frizz. Aplicar una mascarilla con regularidad ayuda a retener la humedad en el cabello, proporcionando mayor suavidad, manejabilidad y brillo.
- Protección frente a daños externos: además de reparar, la mascarilla crea una barrera protectora contra agresiones como la contaminación, los rayos solares o el uso continuo de herramientas térmicas, minimizando su impacto negativo.
- Cuidado especial en verano: durante los meses de más calor, el cloro y la sal pueden debilitar la melena. Las mascarillas ofrecen una hidratación específica para mantener su vitalidad incluso en condiciones adversas.
- Mayor elasticidad y resistencia: un cabello más flexible es menos propenso a la rotura y a la aparición de puntas abiertas. El uso frecuente de mascarillas ayuda a mantener su estructura fuerte y saludable.
Cómo aplicar la mascarilla de forma correcta
Para aplicar la mascarilla antes del champú, primero es importante desenredar el cabello seco, siempre de abajo hacia arriba, comenzando por las puntas para evitar la rotura. La mascarilla debe distribuirse desde la mitad de la melena hacia abajo, evitando las raíces para no generar un exceso de grasa.
Para maximizar la absorción de nutrientes, se recomienda dejar actuar el producto entre 10 y 20 minutos, dependiendo del grosor y estado del cabello. Si está especialmente seco o dañado, lo ideal es prolongar el tiempo de exposición para que la fórmula pueda hidratar y acondicionar en profundidad.
En el caso de que se ponga después del champú, hay que eliminar el exceso de humedad y aplicar la mascarilla. Si tu cabello es corto, una pequeña cantidad del tamaño de una almendra será suficiente; si es largo, utiliza una cantidad similar a una nuez.
Masajea el producto con las manos y extiéndelo de medios a puntas, evitando la raíz para no aportar grasa. Para distribuirlo de manera uniforme, puedes usar un peine de púas anchas. Para potenciar su efecto, puedes envolver tu cabello en una toalla o una camiseta, aunque este paso es opcional. Finalmente, enjuaga con abundante agua, preferiblemente templada, para eliminar cualquier residuo de producto.
