Mario Casas ha sido el invitado de este jueves en El Hormiguero, con el que el programa culmina la semana. El actor ha aparecido con su característico desparpajo y, para sorpresa de muchos de los presentes, con un bigote que no ha pasado desapercibido. El presentador, Pablo Motos, no ha tardado en preguntarle por ese repentino cambio de imagen, a lo que el actor ha respondido con humor: “Estoy con una peli nueva y tengo que llevarlo, si no me lo quitaría, me gusto más afeitado”.
El motivo de la visita del actor ha sido el estreno de su próximo trabajo, El secreto del orfebre, una película romántica que llega a los cines españoles el próximo 28 de febrero. Aunque la podremos ver en poco más de una semana, Casas no ha querido dar demasiados detalles: “No puedo contar mucho, porque es un secreto, ya lo dice el título”. Lo que sí ha podido adelantar es que la historia abarca distintas épocas y ha prometido que va a emocionar mucho al público.
Su primer amor en Marina d’Or: “Tendría doce o trece años y me enamoré locamente. Se me quedó grabado”
El actor también se ha sincerado sobre su primer amor, un flechazo adolescente en Marina d’Or. “Tendría doce o trece años y me enamoré locamente. Se me quedó grabado, aunque puede ser que ella pasara de mí, yo era muy bajito… Igual, como en la película, si vuelvo ahora, tengo más suerte”.
Al hablar de viajes en el tiempo, Casas ha demostrado que prefiere vivir en el presente, aunque haría una excepción. “Solo iría a ver a los dinosaurios, pero antes de que cayera el meteorito”, ha confesado. Además, ha dicho que la primera película que vio en el cine fue Jurassic Park, una experiencia que lo dejó traumatizado: “Salí del cine llorando con mi hermano que me calmaba porque es mucho más valiente que yo”.
“No me perdonaban que me metiese en la relación entre Sara y Lucas”
Durante la entrevista también ha hablado sobre cambios de hábitos que ha implantado en su vida, dejando atrás el alcohol y el tabaco: “Me ha cambiado la manera de ver la vida, absolutamente todo”. Además, sigue a tope con el boxeo, una disciplina que compara con su profesión: “Al final el boxeo para mí es muy similar a la interpretación. Ambos consisten en ver al compañero, observar, escuchar...”.
Por su puesto, ha habido espacio para la nostalgia. Casas ha recordado con cariño su reencuentro con Michelle Jenner en la película, rememorando su paso por Los hombres de Paco: “Toda España me odiaba y me escupía por la calle. La gente se creía que yo era mi personaje y no me perdonaban que me metiese en la relación entre Sara y Lucas”.
Antes de despedirse, el actor ha confirmado que volverá a sentarse en la silla del director en próximas películas, aunque ha reconocido que el proceso de edición le “volvió loco”. Eso sí, ha dejado claro que le encantaría volver a trabajar con su hermano, Óscar Casas.
