
Begoña Alday (@bedebego) es capitana de barco, ha participado en dos ediciones de ‘El Conquistador’, se ha cruzado el Atlántico en un barco de vela, es actriz y, a pesar de (según ella) no ser atleta profesional, se ha marcado una meta que ninguna mujer hasta ahora ha completado: acabar el triatlón más duro del mundo, el Ironman de la Antártida.
“Quiero llamar al proyecto ‘Ironhuman’, porque voy a ser la primera persona ‘no-man’ en completar este Ironman”, ha explicado Bego Alday en su cuenta de Instagram, a través de una publicación en la que describe cómo empezarán los 10 meses de entrenamiento a los que se va a someter para cumplir su meta.
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Un triatlón es una competición deportiva multidisciplinaria que combina tres disciplinas de resistencia: natación, ciclismo y carrera a pie, realizadas de manera continua y sin interrupción. Los atletas deben completar las tres fases en un orden determinado y en tiempos específicos, con distancias que varían según el tipo de triatlón.
La principal diferencia entre un triatlón estándar y un Ironman radica en la distancia de cada disciplina. Un Ironman es una modalidad de triatlón de larga distancia, considerada una de las más exigentes en el deporte.
El Ironman es considerablemente más largo y exige un nivel mucho mayor de resistencia física y mental. Debido a las largas distancias, los triatletas suelen tardar entre 8 y 17 horas en completar un Ironman, mientras que en un triatlón olímpico, el tiempo promedio de los mejores competidores es mucho más corto, alrededor de 2 a 2,5 horas.
El mayor desafío: el frío
Sin embargo, para Bego el mayor desafío no es la longitud ni el tiempo del recorrido, sino el frío, por lo que entrenar en el País Vasco, de donde es oriunda, se queda corto. Le ha hecho un agujero al mundo y ha seleccionado aquellas partes del planeta que estén por debajo de los 50 grados de latitud, es decir, las zonas más frías del globo.
Tiene 10 meses para completar su objetivo, y ya ha cumplido el reto del primer mes: una carrera en Islandia. Corrió durante 193 kilómetros a una temperatura media de -30º grados.
La vitoriana de 27 años ya se pasó en 2023 cuatro meses en la Antártida trabajando como capitana de un velero en el que se realizaron investigaciones, pero ahora se embarca en su proyecto más personal.
Su próxima parada ya tiene fecha y lugar: la carrera más fría y dura que existe en el planeta, la Arctic Ultra de Canadá. Es una carrera autónoma, es decir, estará sola durante los tres días que le dan para completar el recorrido, y correrá tirando de un trineo en el que llevará un saco de dormir y demás elementos de emergencia.
“Cuando no me esté moviendo, pararé a echarme siestas de 3 o 4 horas y a descongelar hielo con el que cocinaré”, explica en un video la atleta.
Si lo consigue, ya estará cumpliendo su primer hito: ser la primera española que completa la carrera más fría del mundo, “pero a mí eso no me importa”, dice, “lo que me importa es que voy a estar un pasito más cerca de completar el proyecto ‘IronHuman’” que la llevará a la Antártida en octubre.