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Las interacciones entre conductores y peatones, o incluso entre los mismos automovilistas, en ocasiones, dan lugar a conflictos en las calles y carreteras. No es necesario que estas situaciones desagradables lleguen al límite de la agresión entre varios individuos para que generen un riesgo para la integridad física de las personas involucradas en la discusión y del resto de usuarios de la vía. Circunstancias que abarcan desde las agresiones verbales hasta las físicas, así como la conducción temeraria para amedrentar a la otra parte de la pelea, se podrían catalogar como situaciones conflictivas en las carreteras.
Asimismo, un estudio de la Fundación Vinci Autoroute, en el que se encuestó a conductores europeos, concluyó que más de la mitad de los sondeados reconoció insultar de forma habitual a otros usuarios de la vía.
El claxon, un catalizador de conflictos
Ante la recurrente práctica entre los conductores de proferir insultos, una costumbre irrespetuosa con el resto de miembros de la carretera, surge la pregunta sobre si lanzar insultos a otros conductores, constituye un delito recogido en el Reglamento General de Circulación.
A pesar de que esta acción puede suponer una distracción en la carretera e, incluso, ocasionar accidentes de tráfico, la Dirección General de Tráfico (DGT) no contempla sancionar a aquellos conductores que falten al respeto, insultando o realizando gestos ofensivos, como una peineta.
Sin embargo, el claxon se ha convertido en un elemento acústico frecuentemente utilizado por los conductores para afear ciertas acciones viales de otros vehículos cuando su empleo se permite, exclusivamente, para las ocasiones en las que la seguridad vial está comprometida. Aquellos conductores que utilicen el claxon, irresponsablemente y sin justificación, serán sancionados con una multa de 80 euros, según establece la normativa de la DGT.
Cuál es la norma en otros países
Debido a que no existe una única normativa vial mundial, es interesante qué comportamientos incívicos al volante son castigados en otras naciones.
Fijando nuestra atención en Alemania, el Código Penal germano decreta que sacar la lengua a otro conductor está penado con 150 euros de sanción. Asimismo, otras acciones más violentas que la anterior, como tratar a un agente de tráfico sin el debido respeto, conllevan multas que pueden alcanzar los 600 euros. A diferencia de España, el reglamento vial teutón propone la prohibición de hacer una peineta a otro conductor mientras se conduce.
La agresividad al volante se puede evitar
Los consejos que el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) ha elaborado para recomendar a los conductores sobre cómo evitar situaciones agresivas son los siguientes:
- Avisar si se va a llegar más tarde al destino para evitar la ansiedad por la prisa.
- Es fundamental evitar conducir después de tener una discusión con alguien. Durante la conducción, no cabe la distracción por otros motivos.
- Ignorar la conducta agresiva de otros conductores. Rehuir el reto de otros usuarios, posiblemente irritados, es una manera de evitar conflictos viales.
- Ser autoconsciente de la irritación o de la agresividad al volante, y tratar de reconducir la situación, mediante la detención del vehículo en un área de descanso para estirar las piernas o comer y beber algo.