A España “no le interesan” las elecciones alemanas: indiferencia y desconocimiento por el futuro de la “primera economía de Europa”

El desinterés de los españoles hacia el próximo proceso electoral alemán termina cuando se menciona el auge de la ultraderecha

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Montaje de Infobae España
Montaje de Infobae España

No poder “ponerle cara” a Olaf Scholz, canciller de Alemania es una cosa, pero de ahí a no tener “ni idea” de quién se presenta ni de qué partidos se disputarán los escaños en las próximas elecciones alemanas es una cosa completamente diferente que denota desinterés y desconocimiento.

Y es que si le preguntas a cualquier español a qué se refiere con 23-F, las elecciones alemanas ni siquiera asomarán por su mente, como sí lo hará el Golpe de Estado del general Tejero en 1981.

Los españoles han respondido a preguntas de Euronews, que han salido a las calles con fotografías de los candidatos a las elecciones del próximo domingo 23 de febrero, y han constatado que en España hay un “grave desinterés” ante quién será el próximo representante de la “primer economía de Europa”.

El evento político que convocará a 59,2 millones de ciudadanos a las urnas, parecen generar poco interés en España. La frase “No tengo ni puñetera idea”, utilizada por el medio para ilustrar la falta de conocimiento o atención hacia este proceso electoral, refleja una desconexión significativa entre los ciudadanos españoles y los acontecimientos políticos de uno de los países más influyentes de la Unión Europea.

A pesar de la importancia de Alemania como motor económico y político del continente, los españoles no muestran un compromiso notable con el seguimiento de sus elecciones.

Este fenómeno podría estar relacionado con una percepción de lejanía o con la falta de impacto directo que los resultados alemanes podrían tener en la vida cotidiana de los ciudadanos españoles. Según Euronews, esta actitud contrasta con la atención que otros países europeos suelen prestar a los comicios en Alemania, dada su capacidad para influir en las políticas comunitarias.

En España viven unos 100.000 alemanes de los cerca de 4 millones que votarán a distancia en los comicios, la mayoría son jubilados que se asientan en regiones cálidas del país mediterráneo aprovechando el poder adquisitivo que le da su pensión en la economía española.

Los candidatos a canciller de
Los candidatos a canciller de Alemania, el actual canciller Olaf Scholz (Partido Socialdemócrata, SPD) (i) y el líder del partido Unión Demócrata Cristiana (CDU) Friedrich Merz (d) fueron registrados este domingo, 16 de febrero, antes del inicio del debate televisado 'Quadrell', en Berlín, Alemania. EFE/Kay Nietfeld/Pool

A pesar de ello, entre los españoles hay desconocimiento y falta generalizada de interés por lo que puede suceder el domingo, que podría marcar la hoja de ruta para los próximos meses en Europa: “No me interesan para nada”, dice un señor al ser preguntado por el evento electoral.

De lo que sí se habla: el auge de la ultraderecha

“No se me quedan los nombres pero sí sé que la ultraderecha también está ganado allí y eso me preocupa un poco”, dice uno de los ciudadanos cuando es preguntado por las elecciones.

Este año han hecho campaña electoral 29 partidos, encabezados por la Unión Demócrata Cristiana (CDU), Alternativa para Alemania (AfD) y el Partido Socialdemócrata (SPD). El segundo, la AfD, liderada por Alice Weidel, es la propuesta de la extrema derecha para el país germano.

En un partido formado casi al completo por hombres conservadores, procedentes de la antigua Alemania Oriental y de bajos ingresos, la mujer de 45 años resalta como una alternativa y se ha alzado con el apoyo de miles de personas hasta llegar a ser la segunda favorita para los comicios.

Últimamente, Weidel está siendo más clara que nunca en los mítines, gritando la palabra “remigración” (devolver a los migrantes a su lugar de origen, un concepto política e históricamente connotado en Alemania) como solución a los problemas de inseguridad del país.

Otras de sus políticas incluyen traer de vuelta la mili obligatoria, el cierre de fronteras o la salida del euro.