Estos son los 9 valores que tienes que inculcar a tu hijo para que sea de los más exitosos, según una experta

Los padres utilizaron estrategias poco convencionales que priorizaban la curiosidad, el amor por el aprendizaje y la inteligencia emocional

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Un estudio con 200 vínculos
Un estudio con 200 vínculos entre padres e hijos revela las mejores estrategias para la crianza

Cuando se habla de niños exitosos, la imagen tradicional suele añadir altas calificaciones, trofeos deportivos o admisiones en las universidades más importantes. Sin embargo, un estudio realizado por la experta en crianza Reem Raouda y publicado en la web CNBC, ha revelado que hay nuevas estrategias que indican que el verdadero éxito radica en criar niños emocionalmente seguros y confiados.

Este enfoque, basado en el análisis de 200 vínculos entre padres e hijos, destaca que algunos padres priorizaron métodos poco convencionales para enfocar la educación de sus hijos más allá de las expectativas sociales, subrayando que la curiosidad, el amor por el aprendizaje y la inteligencia emocional es igual, o incluso mayor, que los logros académicos o deportivos.

Así, Raouda ha señalado hasta nueve aspectos que los padres de estos niños hicieron de manera diferente desde el principio:

Trabajar en sí mismos

Los padres comprendieron que “su comportamiento influiría en el nivel de resiliencia de sus hijos”, por lo que en vez de preocuparse demasiado en las reacciones de los pequeños, trabajaron en “su propia fortaleza mental y emocional, al ser conscientes de cómo manejaban el estrés frente a sus hijos”, ha explicado la experta.

No dijeron siempre “buen trabajo”

En su lugar, optaron por alimentar la autorreflexión. Como ha señalado Raouda, algunas alternativas fueron expresiones como: “Deberías estar orgullosos de ti mismo” o “Trabajaste muy duro en esto, ¿cómo te sientes?“. Este método busca cultivar la motivación intrínseca y alejar a los niños de la dependencia y validación externa.

Centrarse en la relación con el niño

A pesar del trabajo individual, los progenitores incluyeron actividades que prioricen las relaciones afectivas. Pasar tiempo de calidad, escuchar activamente y crear experiencias comunes, fortalecen los lazos familiares. Estas prácticas hacen que los niños “se sientan valorados, seguros y comprendidos”, ha dicho la experta.

Crédito: Freepik
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No castigar a los hijos

La disciplina también fue algo que cambiaron estos padres, evitando los castigos convencionales y fomentando el aprendizaje a través de las consecuencias de los actos. Por ejemplo, si el niño había olvidado hacer los deberes, los padres permitían que el niño se enfrentara al profesor, logrando que entendieran el impacto. Se trata de un ejercicio que ayuda a manejar las responsabilidades y fomentar la autonomía.

No recompensar el rendimiento académico

Además, contrario a lo habitual, no premiaron los buenos resultados académicos, sino que cultivaron el amor por el aprendizaje. Es decir, los padres optaron por valorar más el esfuerzo y crecimiento personal de sus hijos. Una estrategia que, según revela el estudio, ha fomentado la confianza significativamente entre los pequeños.

Valorar más las preguntas que las respuestas

Los padres se preocupaban más por el interés de los hijos. Esto es, fomentaban más que sus hijos preguntaran el “por qué” o “cómo” en lugar de aceptar la respuesta correcta, lo que no solo estimuló la curiosidad, sino que también desafío las dotes de los niños en superar los patrones establecidos.

Dejar que los hijos enseñen

Otra práctica revolucionaria fue dejar que los hijos enseñaran algo a sus padres. Resolver un problema, explicar su juego favorito..., situaciones que estimulaban la autoestima por sentirse escuchados e importantes. En ese caso, también se fomentaba la confianza, además del respeto de los padres por sus hijos.

La lectura como hábito diario

La lectura no era una tarea, sino un acto diario que marcaba la diferencia en el desarrollo de los pequeños. Lejos de ver la lectura como un acto escolar, los momentos de leer en familia se convertían en un placer cotidiano, que incentivaba la creatividad.

Enseñar a los hijos a aceptar sus emociones

Crédito: Freepik
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Finalmente, otra estrategia consistía en enfatizar la importancia de aceptar y validar las emociones. En lugar de minimizar sentimientos como frustración o enfado, los padres ayudaban a sus hijos a procesarlo. “Cuando su hijo se enfadaba después de perder un partido, tal vez le decían: Veo lo mucho que esto te importa. Es difícil perder algo que te importa”, ha ejemplificado Raouda. Este ejercicio era clave para fortalecer las habilidades de empatía.