La respuesta del jefe de un restaurante a una reseña que destaca que la camarera iba sin sujetador: “Mucho tuviste que fijarte. Dice más de ti que de nosotros”

La conversación ha sido publicada por Jesús Soriano (@SoyCamarero), uno de los portavoces más reconocidos del sector de la hostelería en redes sociales

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Una camarera sirve una taza
Una camarera sirve una taza de café (Freepik)

El sector de la hostelería es, sin duda, uno de los más castigados. A las largas jornadas de trabajo se suman, en ocasiones, sueldos insuficientes o incumplimiento de la normativa con respecto a días de libranza. Es por este motivo por el que se han alzado voces reconocidas en nuestro país que luchan por dignificar a los trabajadores de esta profesión: este es el caso de Jesús Soriano, conocido en redes sociales como Soy Camarero (@soycamarero).

No solo eso, sino que los camareros y los dueños de los establecimientos se deben enfrentan a las reseñas de los clientes, que en muchas ocasiones son incisivas e incluso irrespetuosas. Tanto las denuncias de los trabajadores como las conversaciones que se producen con los consumidores son publicadas por Jesús Soriano en su perfil, obteniendo miles de interacciones en sus contenidos.

En ocasiones los clientes no se centran en la calidad de la comida o el trato de los camareros (lo que a veces puede resultar no ser cierto, lo que provoca la consecuente respuesta del propietario del restaurante), sino que utilizan estos comentarios para señalar aspectos irrelevantes para el consumidor. Una de las publicaciones recientes de Soy Camarero en TikTok muestra una reseña de un cliente que incide sobre la vestimenta, para él inadecuada, de la camarera, lo que ha conseguido que el dueño del establecimiento responda contundentemente.

“Que la camarera vaya sin sujetador”

Los trabajadores de un restaurante deben cumplir con unas normas de vestimenta y condiciones higiénicas indispensables para que el servicio sea lo más agradable posible para el consumidor. Sin embargo, existen situaciones en las que, pese a respetar estas, hay algún elemento que incomoda o causa la sorpresa del cliente, sin ninguna explicación razonable: “Para empezar, que la camarera vaya sin sujetador es bastante llamativo”, comienza la reseña.

Después de este comentario, el cliente continúa con su valoración del restaurante, sin detallar la razón por la que, para él, este acto que debería estar normalizado es lo suficientemente importante como para mencionarlo en la reseña negativa a un establecimiento de estas características: “La comida ni fu ni fa, es bastante mediocre. Estuve ahí con un amigo y la verdad que no volvería. Te ofrecen tres diferentes tipos de grosor o cantidad en la hamburguesa: 150, 300 o 450 gramos, pero no imaginaba que iba a ser esa plasta de carne encima de un cacho de pan “brioche”, dejando bastante que desear”.

La reseña del cliente, en
La reseña del cliente, en la que se destaca que la camarera no llevaba sujetador (@soycamarero/TikTok)

El cliente sí pondera la cantidad y el precio de lo que consumieron, pero destaca la lentitud con la que, según él, le sirvieron la comida: “Sí, mucha cantidad, si lo que buscas es llenarte sin antes esperar 35 minutos con la terraza vacía (no me quiero ni imaginar con la terraza llena). Bajo mi punto de vista, hasta que un restaurante no está preparado, no debería abrir. El precio tengo que decir que está bastante bien: unos 12 a 18 euros por persona y sales de ahí bastante lleno; eso sí, no esperes calidad, simplemente llenarte de algo llamado ‘hamburguesa’”.

La respuesta del propietario: “Lo que le venga en gana”

Pese a que el cliente se centró en su reseña en otras cuestiones como la calidad de la comida o el tiempo que esperaron, es sin duda su primer comentario lo que provocó la reacción del dueño del establecimiento, que le dedicó una respuesta contundente y bastante directa: “Lo primero, mucho tuviste que fijarte en la camarera para notar que iba sin sujetador con una camiseta negra y hasta el cuello”.

La trabajadora no infringió las normas de vestimenta, por lo que el propietario expresa que está en su derecho de continuar yendo a trabajar sin sujetador, si así lo desea: “Ella ha prometido no volver a hacerlo, sin embargo, yo como su jefe le animo a que se siga sintiendo libre de hacer lo que le venga en gana. En el siglo XXI, creo que tu comentario dice mucho más de ti que de nosotros”.