Las arañas gigantes liberadas hace 10 años que hoy llenan Europa: son del tamaño de una mano

El arácnido más grande de Reino Unido se vio seriamente amenazado tras la destrucción de su hábitat natural

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Imagen de una araña de
Imagen de una araña de pantano, también conocida como araña de balsa gigante. (@chesterzoo en X)

A día de hoy, se conocen alrededor de 48.000 especies distintas de arañas. Estos animales invertebrados, vitales para el equilibrio de cualquier ecosistema debido a su carácter depredador generalista, son muy habituales tanto en entornos naturales como más urbanos, por no hablar de su presencia en la imaginación de muchas personas que puedan padecer aracnofobia.

Ante tal cantidad de especies y especímenes, no es difícil suponer que la variedad de las arañas es prácticamente infinita: las hay grandes, pequeñas, peludas, venenosas; las hay, incluso, con forma de mariquita, cabeza de conejo o apariencia de pavo real. Y, como es lógico, también existen arañas que cuentan con una población abundante, mientras otras especies viven continuamente en riesgo de extinguirse.

Un animal que perdió su casa

Este es el caso de una de las arañas más grandes que se conocen en Europa, las arañas de pantano (Dolomedes plantarius), cuyas dimensiones pueden prácticamente emular las de una mano humana. Animales semiacuáticos, identificables por su color marrón con rayas de tono crema a los lados, se encuentran sobre todo en Europa y se distinguen por su capacidad de desplazarse por la superficie del agua, donde también cazan insectos, renacuajos y hasta peces.

Las hembras son casi dos veces más grandes que los machos. Su cuerpo ronda unos 22 milímetros de longitud, mientras que las patas alcanzan los 70, situándose en total cerca de los 10 centímetros. Las arañas de pantano cumplen, además, con una característica muy llamativa de los arácnidos, el canibalismo que se produce inmediatamente después del acto reproductivo.

Hasta hace unos quince años, las arañas de pantano eran una especie en peligro crítico de extinción. Los cambios en los entornos naturales europeos habían acabado por destruir sus hábitats naturales: los humedales. Una situación que hizo que varios investigadores decidieran colaborar para criar miles de especímenes en un entorno controlado, donde fueron alimentadas para finalmente, una vez alcanzada la madurez, liberadas en hábitats restaurados.

Este programa de cría fue desarrollado, más concretamente, por un equipo perteneciente al zoológico de Chester, junto con la participación de la Royal Society for The Protection of Birds (RAPB). Estos zoólogos alimentaban a los animales con pequeñas moscas que les daban con sus propias manos, lo cual fortaleció a unos animales que han acabado por restablecer todas aquellas zonas en las que había desaparecido.

Un éxito inspirador

La RSPB ha registrado, según sus últimos datos, hasta 10.000 hembras reproductoras tan solo en los humedales de Reino Unido. “Solamente en Norfolk se han registrado hasta 3.750 hembras reproductoras en 12 puntos”. Mientras, en Francia, donde no se suele ver, también hay especímenes localizados en zonas como Nord-Pas-de-Calais, además de en otros departamentos franceses. En España, por otro lado, se han registrado animales de esta especie en Cataluña y en Galicia.

De este modo, el ejercicio de repoblación realizada por los científicos británicos se ha situado como uno de los ejemplos a seguir en un futuro para la conservación de arañas en Europa y el resto del mundo. La destrucción de ecosistemas pone en riesgo continuamente las arañas, algo que se ha podido ver estos días con la recién descubierta Aphonopelma jacobli, una tarántula avistada en Estados Unidos que, sin embargo, está viendo cómo el cambio climático está arrasando con los bosques en los que vive, reducidos además por la sobreexplotación de sus recursos.

Lluvia de arañas en Brasil