Qué es la púrpura, la enfermedad por la que aparecen marcas moradas en la piel: causas y tratamiento

Se trata de un trastorno poco común, frecuente especialmente entre niños y mujeres

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Un hematoma. (Pexels)
Un hematoma. (Pexels)

Aunque muchos piensen en un color, en realidad la púrpura es el nombre de un trastorno hemorrágico poco común, que afecta a unas 200 personas al año en España, según la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH). La púrpura trombocitopénica ocurre cuando pequeños vasos sanguíneos dejan escapar sangre bajo la piel, lo que provoca manchas moradas en el cuerpo de entre 4 y 10 milímetros de diámetro.

Esta enfermedad puede responder a un efecto secundario de algún fármaco que reduce el conteo de plaquetas o a un trastorno hemorrágico autoinmune, desarrollado a lo largo de la vida o de nacimiento, en cuyo caso estaríamos ante una púrpura trombocitopénica inmune. Esta última aparece porque el sistema inmunitario destruye las plaquetas, necesarias para la coagulación normal de la sangre.

Síntomas de la púrpura

La púrpura es más frecuente en niños que en adultos y en mujeres que en hombres. Entre los menores de edad, suele aparecer tras una infección por un virus, frecuentemente entre los dos y nueve años de edad.

Aunque se puede dar de forma asintomática, en otros casos el paciente puede presentar hemorragias cutáneas persistentes, especialmente en áreas expuestas a traumatismos como la espinilla, aparición de hematomas o hemorragias por las mucosas, como el sangrado nasal, bucal o vaginal. Por ello, en mujeres puede provocar periodos anormalmente abundantes. Las hemorragias internas y las hemartrosis (hemorragias articulares) son raras. En cualquier caso, la primera señal de alerta se encuentra en la aparición de hematomas en la piel de color morado o púrpura y de manera repentina.

Tratamiento de la púrpura

Los niños suelen superar el problema sin tratamiento y de forma espontánea, mientras que los adultos pueden requerir un tratamiento concreto.

Los adultos suelen comenzar tomando un medicamento esteroide llamado prednisona o dexametasona. En algunos casos, se puede llegar a recomendar la extirpación del bazo o esplenectomía, pero esta opción se reserva para los casos resistentes a la terapia conservadora y es raro que ocurra en la infancia. La cirugía aumenta el conteo de plaquetas en aproximadamente la mitad de las personas.

Los médicos pueden recetar igualmente fármacos inmunosupresores, principalmente rituximab, si la cifra baja de plaquetas persiste a pesar del tratamiento con corticoides o esplenectomía. En casos de púrpura refractaria y en situaciones de hemorragia grave, también se ha utilizado la gammaglobulina intravenosa, a dosis de 1 gramo por kilo por día, durante dos días. Otras opciones terapéuticas pueden ser los agentes trombopoyéticos, como Eltrombopag (Revolade) y Romiplostin (Nplate).

Las personas con púrpura trombocitopénica inmune no deben tomar ácido acetilsalicílico (aspirina), ibuprofeno ni warfarina, ya que estos medicamentos interfieren con la función de las plaquetas o la coagulación de la sangre, y se puede presentar sangrado.

Con tratamiento, la probabilidad de remisión (período libre de síntomas) es buena. De hecho, es poco común que la púrpura se convierta en una enfermedad crónica en adultos. En los peores casos, sin embargo, se puede ocasionar una hemorragia súbita y severa del tracto digestivo, o un sangrado en el cerebro que podrá en peligro grave al paciente.

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