Enfermedad de reflujo gastroesofágico: causas, síntomas y tratamiento

Este trastorno digestivo puede provocar acidez, dificultad para respirar o regurgitación, entre otros

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Una persona con dolor de
Una persona con dolor de estómago. (Adobe Stock)

La enfermedad de reflujo gastroesofágico (ERGE) es un trastorno digestivo común que ocurre cuando el ácido estomacal fluye repetidamente hacia el esófago, irritando su revestimiento. Esta afección puede causar molestias significativas y, si no se trata adecuadamente, puede derivar en complicaciones más graves.

Según la Clínica Mayo, el reflujo gastroesofágico ocurre cuando el esfínter esofágico inferior (EEI), una banda de músculo ubicada en la parte inferior del esófago, se relaja de manera anormal o se debilita. Esta condición permite que el contenido ácido del estómago regrese al esófago.

Algunas de las principales causas y factores de riesgo incluyen un debilidad del esfínter esofágico inferior, que puede haber sido causada por factores genéticos o adquiridos; padecer una hernia de hiato, que ocurre cuando una parte del estómago se desplaza hacia el tórax a través del diafragma, favoreciendo el reflujo; la obesidad, pues el exceso de peso ejerce presión sobre el abdomen, empujando los ácidos estomacales hacia el esófago; el embarazo, porque los cambios hormonales y la presión del útero en crecimiento pueden contribuir al reflujo ácido.

Otros factores del estilo de vida, como llevar una dieta inadecuada, el tabaquismo o el uso excesivo de ciertos medicamentos (como los AINEs) pueden propiciar la aparición de la ERGE.

Los síntomas de la ERGE pueden variar en intensidad y frecuencia, afectando la calidad de vida de quienes la padecen. Sin embargo, la Clínica Mayo recoge los más comunes, que incluyen acidez estomacal, regurgitación, dolor torácico, dificultad para tragar (disfagia), tos crónica o ronquera, sensación de un nudo en la garganta o erosión dental.

Episodio: Gastritis.

Cómo se trata la ERGE

El tratamiento del reflujo gastroesofágico varía según la gravedad de los síntomas y la respuesta del paciente a las medidas iniciales. La Clínica Mayo recomienda un enfoque integral que incluye cambios en el estilo de vida, medicamentos y, en casos más graves, cirugía.

Los profesionales de la Clínica Mayo explican que es fundamental evitar alimentos desencadenantes, como la cafeína, el alcohol, las comidas grasas, los cítricos y los alimentos picantes, porque pueden irritar el esófago y agravar los síntomas del reflujo.

Comer porciones más pequeñas también es una estrategia muy recomendada, además de evitar el consumo de grandes comidas, especialmente antes de acostarse, para reducir la presión sobre el estómago.

No acostarse inmediatamente después de comer es otra medida clave, pues se recomienda esperar al menos dos o tres horas antes de recostarse para permitir una adecuada digestión. Así, elevar la almohada de la cama puede ayudar a prevenir el reflujo nocturno al disminuir la posibilidad de que los ácidos estomacales regresen al esófago.

Algunos medicamentos también pueden ayudar a reducir la producción de ácido o mejorar la función del EEI. Entre las opciones más utilizadas se encuentran las siguientes:

  • Antiácidos: como el hidróxido de magnesio y el bicarbonato de sodio, que alivian temporalmente la acidez.
  • Inhibidores de la bomba de protones (IBP): omeprazol, esomeprazol y lansoprazol, que reducen la producción de ácido y favorecen la cicatrización del esófago.
  • Antagonistas H2: como la ranitidina y la famotidina, que disminuyen la producción de ácido gástrico.
  • Fármacos procinéticos: ayudan a mejorar el vaciamiento gástrico y reducir el reflujo.

En casos graves o cuando los medicamentos no son efectivos, se pueden considerar procedimientos quirúrgicos, como la funduplicatura de Nissen (un procedimiento en el que se refuerza el EEI para evitar el reflujo) o la colocación de un dispositivo LINX (un pequeño anillo magnético que mejora el control del reflujo al reforzar el esfínter esofágico).

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