![Ilaria Parimbelli , muerta a](https://www.infobae.com/resizer/v2/ZSUJHOJVNNETRB6IGW4666W6IY.png?auth=cceab6115ff72adf695d39335f98282f3aa64106c8933ff16adaeb81e07616e0&smart=true&width=350&height=233&quality=85)
Ilaria Parimbelli era una joven con múltiples intereses: amante de la música, apasionada por las recreaciones y con formación en idiomas. Su madre, Sonia, quien se ha convertido en la voz de la justicia, adelantaba: “Iliaria soñaba con ser intérprete en los tribunales”.
El 23 de septiembre de 2019, la joven acudió a urgencias debido a su estado de salud: fiebre, dolor de cabeza, alucinaciones… Fue atendida por un primer médico, quien sospechó de sepsis y ordenó pruebas. Sin embargo, su turno finalizó y transfirió el caso a su compañero, Franceso Bagnolo, quien no consideró que los resultados fueran alarmantes.
A los cuatro días, el estado de Ilaria se deterioró rápidamente. El 27 de septiembre fue ingresada de urgencia en el hospital Papa Juan XXIII, de Bérgamo (Italia), donde finalmente se le dio un diagnóstico fatal, encefalitis herpética. El daño ya era irreversible. Durante los años siguientes, la joven permaneció en un estado vegetativo, completamente dependiente de cuidados médicos.
"Nos dijeron que su futuro sería estar conectada a máquinas en una residencia de ancianos. Eso no era vida”, recordaba Sonia en declaraciones al medio italiano FanPage. El 1 de agosto de 2021, Ilaria sufrió un ataque epiléptico severo que le provocó una asfixia que acabaría con su vida. La autopsia reveló que su cerebro estaba perforado por la infección, por lo que la madre culpa a Bagnolo del diagnóstico previo.
Proceso judicial y sentencia
El miércoles 12 de febrero tuvo lugar el juicio contra el doctor Franceso Bagnolo, de 62 años, que presentó su defensa y explicó las decisiones tomadas. “Empecé a trabajar a las 8:00 y mi compañero me entregó el testigo. Me habló de Ilaria Parimbelli, diciéndome que la había mantenido porque sospechaba que tenía sepsis o infección generalizada. Hacia las 10:00 llegaron los resultados de los análisis de sangre, que imprimí delante de la paciente. Los índices inflamatorios eran negativos”, declaró Bagnolo ante el tribunal.
“Entrevisté a la paciente que refirió ataques de pánico y dolores de cabeza previos, había programado una visita psicológica”, continuó explicando el médico. “Dijo que escuchó gritos, eran alucinaciones auditivas que pueden ocurrir con los ataques de ansiedad”, señaló el doctor.
Bagnolo decidió dar el alta médica a la paciente con la obligación de evitar situaciones de estrés. El médico también confesó haber desestimado la opción de hacer una tomografía computarizada (TAC), convencido de que no aportaría datos relevantes al diagnóstico. “No creí que fuera necesario, ya que los antecedentes no eran compatibles con patologías graves”, sostuvo Bagnolo.
El diagnóstico erróneo dejo a la joven en estado de mínima consciencia, incapaz de valerse por sí misma hasta el día de su muerte. La familia de Ilaria, representada por el abogado Oliviero Mazza, sostiene que el retraso en la identificación de la infección fue determinante en la evolución del caso. “El cuadro sintomático inicial exigía exámenes más exhaustivos para descartar enfermedades graves”, argumento Mazza.
La fiscalía, encabezada por Maria Esposito, coincide en la acusación e insiste en que hubo omisiones graves por parte del doctor y el equipo de urgencias.
No obstante, la jueza Donatella Nava, optó por ordenar una nueva pericia médica. La jueza estableció esta medida como “absolutamente indispensable” para tomar una decisión. En este caso, se ha designado un médico legista y un infectólogo para que analicen nuevamente los pasos seguidos en el diagnóstico.