Dos buques de la Armada persiguen a un submarino ruso hasta su paso por el Estrecho

La Armada ha llevado a cabo la vigilancia de un submarino de origen ruso a su paso por aguas próximas a la costa de España. En concreto, dos buques de la fuerza naval han sido los encargados de realizar un seguimiento al sumergible del Kremlin durante su navegación por aguas del océano Atlántico hasta su ingreso al Mediterráneo, por el Estrecho de Gibraltar.

De acuerdo a lo informado por el Estado Mayor de la Defensa (EMAD), las embarcaciones responsables de perseguir al buque de la Flota Marítima Militar de Rusia han sido el patrullero Atalaya y el Buque de Acción Marítima (BAM) Tornado. “Mediante estas operaciones custodiamos nuestros espacios marítimos de interés”, ha señalado el EMAD, a través de la red social X (antes Twitter).

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Según ha trascendido, el submarino ruso sería de la clase Kilo y pertenecería a la flota que Moscú posee en el Mar Negro. Rusia posee diez de estos submarinos, cuya La producción comenzó en 2010: los seis que conforman el grupo desplegado en el mar que comparte, principalmente, con Ucrania y Turquía entraron en servicio entre 2014 y 2016, mientras que las cuatro restantes, destinadas a la Flota del Pacífico, comenzaron a llegar en 2019.

Los sumergibles rusos de la clase Kilo son de propulsión diésel-eléctrica y están armados con torpedos, minas y misiles que disparan desde los seis tubos lanzadores con los que dispone. Cada buque presenta una eslora de 74 metros y una manga de 6,5 metros y alcanzan una velocidad máxima en inmersión de 20 nudos.

Pese a que la profundidad a la que navegan sus submarinos es el secreto mejor guardado por todas las fuerzas navales que cuentan con este tipo de embarcaciones, se cree que las unidades de la clase Kilo operan a una cota de 240 metros, pudiendo llegar a una profundidad máxima de 300 metros. Además, cada buque tiene una autonomía de 45 días y precisa de una dotación de 52 personas.

El BAM Tornado, un diseño 100% español, es una de las unidades más modernas de la Armada, que lo despliega desde julio de 2012, y cuenta con un amplio abanico de sensores y sistemas. Se trata del cuarto patrullero oceánico de la Clase Meteoro, construido por la empresa Navantia. Al igual que los tres primeros navíos de esta clase, fue construido en las instalaciones que el astillero público posee en la Bahía de Cádiz, en concreto en la localidad de San Fernando.

Este barco presenta eslora de 93,90 metros y una manga de 14,2 metros. Además, la embarcación desplaza 2.500 toneladas a plena carga y puede alcanzar velocidades de hasta 22 nudos. Asimismo, cuenta con una cubierta de vuelo, apta para helicópteros NH90, SH-60 y AB-212, y una autonomía de víveres para 35 días.

Como armamento posee un cañón diseñado por la compañía italiana Oto Melara de 76/62 milímetros, dos ametralladoras MK-38 Mod-2 25 mm y otras dos de 12,7 mm. Estas características le permiten operar en una gran cantidad de escenarios, no sólo en operaciones convencionales de vigilancia marítima, sino también en misiones humanitarias, de mantenimiento de la paz, antidrogas y control de tráfico ilegal de personas, entre otras.