El castor europeo se extiende por los ríos de España: se hallan ejemplares en el Tajo siglos después de su desaparición

Esta especie se reintrodujo en nuestro país de forma ilegal en 2003, volviendo a poblar las márgenes de ríos como el Ebro o el Duero

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Se han hallado, después de
Se han hallado, después de siglos tras su desaparición, ejemplares de castor europeo en el río Tajo (Freepik)

El castor europeo había desaparecido de los ecosistemas fluviales ibéricos hacía siglos, sin embargo, desde hace un par de décadas se comenzaron a hallar ejemplares en algunos ríos de España, lo que indica que se está extendiendo por nuestro país. La presencia de este roedor puede resultar beneficiosa para combatir a especies invasoras como el cangrejo rojo americano, que se introdujo en Andalucía en los años 70 para su explotación comercial en marismas y arrozales, pero que rápidamente se expandió por los ríos, lagos y humedales de toda España. Su proliferación afecta a las especies autóctonas, la vegetación acuática y la calidad del agua, algo que puede mejorarse con la presencia del castor, que altera el ecosistema en el que habitan estos cangrejos.

Se tiene constancia de la existencia de este roedor en España en época romana y visigoda y su extinción en este entorno podría estar relacionada con el consumo humano. A principios del siglo XX, el castor estuvo a punto de desaparecer en toda su área de distribución, por lo que los países europeos llevaron a cabo programas de recuperación. Esto no ocurrió en España, puesto que su desaparición ocurrió mucho antes.

Sin embargo, en 2003 comenzaron a hallarse ejemplares de esta especie en los ríos españoles, lo que apuntó a sueltas ilegales e incontroladas. Según detalla el biólogo Jorge González Esteban al periódico El Mundo, los primeros ejemplares tras la desaparición fueron introducidos en España posiblemente por un grupo de activistas de una ONG belga. Algunos de ellos fueron soltados en el Ebro, aunque también se alojaron en el Miño, donde no sobrevivieron.

Después aparecieron en el Duero y en el Guadalquivir, lo que indicó que alguien se estaba encargando de distribuirlos por diferentes partes del territorio, ya que estos animales no pueden colonizar puntos tan distantes entre sí. Esta reintroducción no regulada reportaba serios problemas debido a que no se estaba realizando en base a un plan de conservación ni se tenía conocimiento de si los ejemplares tenían alguna enfermedad que se pudiese transmitir. Al río Tajo, sin embargo, no habían llegado hasta ahora.

Castores en el río Tajo

Los investigadores Marco Ansón y Celia García estaban analizando el martín pescador en el río Tajo cuando vieron un castor: “Fui consciente de que era el primer registro de castor en esa cuenca porque hasta la fecha se habían detectado castores en la cuenca del Ebro, Duero y Guadalquivir, pero no en la del río Tajo”, explicaron a EFE. Tras este avistamiento en la comarca de La Alcarria, los científicos han iniciado una investigación y, por el momento, han podido localizar tres grupos poblacionales, aunque no conocen el número exacto de ejemplares. Creen que, por el tamaño de las especies y las evidencias que los habitantes de la zona han encontrado, pueden llevar alrededor de tres años viviendo en la zona.

Los castores se reintrodujeron ilegalmente
Los castores se reintrodujeron ilegalmente en España en 2003 (Pixabay)

El castor europeo esta protegido en toda la Unión Europea y, en España, fue introducido en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE) después de que la introducción ilegal de 2003 obligase a la administración a eliminarlos. De esta manera, se prohíbe su caza, pero también su manejo sin autorización, lo que ha conseguido que pase de ser una especie amenazada a superar, según las estimaciones, los 600.000 ejemplares a nivel mundial.

Beneficios y problemas de su expansión

“Es una especie que aporta biodiversidad a los hábitat en los que está, dinamización e interacción entre diferentes especies y en ese sentido no es problemático”, explica el paleozoólogo Marco Ansón. Además, su alteración del ecosistema puede resultar beneficioso para frenar la expansión de especies invasoras como el cangrejo americano.

Sin embargo, Jorge González señala en El Mundo que actualmente las márgenes de los ríos españoles no cuentan con la vegetación y la madera suficiente para estos roedores, además de que tampoco tienen depredadores naturales. “Ante esa falta de vegetación, se dan situaciones en las que tumban postes de la luz, dejando a un pueblo entero sin suministro, como sucedió en una pequeña localidad navarra, o provocan daños en cultivos, generando malestar entre los lugareños”.

Pese a esta situación, con la que pueden verse perjudicados en cierta medida los habitantes cercanos a estos ecosistemas fluviales, el experto también señala que es precisamente el ser humano el que ha invadido las márgenes de los ríos, hábitat natural de muchas especies que se ven afectadas por la presencia del hombre.

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