Los jóvenes que perderán su hogar porque su familia de acogida se jubila: “No es un trabajo como cualquier otro, trabajamos con personas”

Los niños a cargo del matrimonio desconoce de momento la normativa que regula su estancia en su actual hogar

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Un matrimonio acoge a dos
Un matrimonio acoge a dos niños desde que son bebés (Montaje Infobae)

La normativa que regula la profesión de asistente familiar en Francia está principalmente contenida en el Código del Trabajo y el Código de la Acción Social y de las Familias, donde se establece que estos están sujetos a una edad máxima para ejercer su actividad. La regla determina que estos profesionales no puede ejercer este trabajo a una edad superior de 70 años.

No obstante, esta limitación de edad genera problemas en algunos casos, como el de Jean-Luc Mallet y su pareja, que a pesar de su deseo de seguir cuidando a los niños que acogieron hace 11 años, están obligados por la ley a retirarse. Concretamente, el caso de esta familia del departamento de Marne, en Francia, podrían separarse en tres años.

Comienza la cuenta atrás

Tengo 67 años y la ley me obliga a dejar de ser asistente familiar a los 70”, explica Jean-Luc Mallet, quien junto a su pareja ha dedicado su vida a cuidar a niños en situación de desprotección. A pesar de haber trabajado como empleado de una autoridad local durante muchos años y contar con una renovación anual de su autorización para seguir siendo asistente familiar, la legislación es clara: no podrá seguir ejerciendo su labor cuando alcance los 70 años. Asimismo, el sexagenario ha aclarado que: “Tengo una visita anual obligatoria para comprobar mi salud. Si aún tuviera problemas lo entendería, pero es absurdo”. Esto plantea una situación difícil para los dos hermanos que lleva acogiendo desde hace más de una década.

Jean-Luc se ha preguntado numerosas veces con angustia: “¿Adónde irán después, a otra familia o a un hogar, simplemente por su edad?”. Y es que, aunque existe la posibilidad de que pueda seguir trabajando tres años más tras recibir un informe médico favorable, este no es más que un parche temporal.

Este es un dilema que afecta tanto a Jean-Luc y su pareja como a los menores acogidos, quienes han vivido con ellos desde que eran bebés. “No es un trabajo como cualquier otro, trabajamos con personas. Si nos detenemos, habrá consecuencias”, afirma el hombre. Tal y como ha asegurado a France 3, se encuentra “desarmado, arrepentido y destrozado” porque no ha recibido ningún apoyo político para su causa después de haberse esforzado por hacerse oír. “Me dijeron que no era su área de especialización”, se lamenta.

Dónde irán los niños dentro de tres años

Una familia de acogida (Freepik)
Una familia de acogida (Freepik)

Asimismo, este problema se agrava en el núcleo familiar de Jean-Luc, ya que en Marne hay una gran escasez de voluntarios que ejerzan como familiar de acogida. En la actualidad existen más de 2.000 casos de niños en vulnerabilidad que serán acogidos por este sistema de protección civil. No obstante, solo existen 1.600 plazas para realojar a estos infantes, lo que está generando una presión adicional para el hombre.

En sus declaraciones ha resaltado también la necesidad urgente de un relevo generacional dentro de la profesión, no solo para que los niños que llevan con él más de una década no se queden sin plaza, sino por los más de 400 niños en la misma situación. En el caso de Jean-Luc, ha acogido a siete niños desde que lleva que comenzó ejerciendo en 1999: “Seguimos teniendo contacto con ellos, algunos vienen a casa regularmente o se van de vacaciones con nosotros”, se alegra.

La posibilidad de que estos dos jóvenes pierdan su hogar y sean separados de la única familia que conocen lo angustia profundamente. “Ellos no lo saben. Son niños que ya han sufrido y no quiero destruirlos”, reflexiona, visiblemente afectado. “Ni siquiera me atrevo a pensar en ello”. No obstante, este no ha sido el único caso, pues la Dirección de Investigación, Estudios, Evaluación y Estadísticas (DREES) publicó en diciembre de 2023 que: el 19,7% de los asistentes familiares tienen 62 años o más, y más de 1.500 de ellos superan los 67 años.

De esta manera, se ha creado un ambiente lleno de incertidumbre, ya que en menos de tres años no solo se van a quedar fuera los hijos adoptivos de Jean-Luc, sino otros miles más. Por su parte, el departamento de Aube trató de organizar una reunión informativa para afiliar a nuevos empleados. Sin embargo, la escasez de personal y la falta de incentivos para que los más jóvenes se sumen a esta profesión plantean serios desafíos a largo plazo.

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