Por qué cuando llega la noche tosemos más, según los expertos

La intensidad y la frecuencia de la tos puede dificultar el descanso, lo que a su vez retrasa la recuperación de la enfermedad

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Un hombre con tos nocturna.
Un hombre con tos nocturna. (AdobeStock)

Si estamos resfriados o con alergia, suele ser bastante habitual que cuando cae la noche empeoremos, especialmente de la tos. Una tos que durante el día puede estar más o menos controlada, a la hora de irnos a dormir puede volverse realmente molesta y dificultarnos el descanso. Además, no podemos controlarlo, pues la tos es un acto reflejo para expulsar los cuerpos extraños o demás secreciones que irritan los bronquios, la tráquea o la laringe.

El motivo por el que ocurre esto es que, cuando nos vamos a la cama, la posición horizontal del cuerpo provoca que las vías aéreas superiores (como la garganta y la laringe) se estrechen. Esto provoca que la secreción se acumule en el fondo de la faringe y desencadene la tos, explica el doctor Julio Maset, director científico corporativo de Grupo Cinfa.

El doctor Maset hace hincapié en que el empeoramiento de la tos dificulta considerablemente un buen descanso, lo que a su vez retrasa la recuperación de la enfermedad. Además, la falta de sueño puede hacer que estemos más cansados e irritados al día siguiente.

Sin embargo, existen ciertos factores ambientales que también pueden agravar la intensidad o la frecuencia de la tos nocturna, recuerda el doctor. Por ejemplo, la humedad del dormitorio, las altas temperaturas propias del verano o la calefacción del invierno que reseca la atmósfera de la habitación pueden propiciar los ataques de tos. Por ello, el doctor Maset aconseja evitar poner la calefacción demasiado alta y usar un humidificador en el dormitorio.

Episodio: ¿Qué es la tos?

Cómo aliviar la tos nocturna

Si la tos dificulta el descanso, una buena opción es elevar la almohada de la cama para facilitar el paso del aire por las vías respiratorias y reducir el goteo postnasal. También puede ser muy útil realizar lavados nasales antes de dormir con suero fisiológico o agua de mar, que ayudan a limpiar las fosas nasales y a disminuir la irritación, lo que puede contribuir a un descanso más reparador.

La hidratación también es clave para mantener las vías respiratorias húmedas y facilitar la expulsión del moco en caso de tos con expectoración. Se recomienda beber al menos dos litros de agua al día, además de infusiones, zumos o caldos, especialmente antes de dormir, para potenciar sus beneficios.

Si sufrimos un ataque de tos, Maset recomienda intentar respirar profundamente y tragar saliva para calmar la irritación. También podemos beber agua a temperatura ambiente o una bebida caliente con una cucharada de miel para aliviar la molestia de inmediato.

Además, es fundamental evitar la exposición a irritantes como el humo del tabaco, pues este estimula la tos y puede agravar el problema.

Si la tos se vuelve intensa y persistente, es recomendable buscar ayuda profesional. Consulta con un médico si la tos interfiere con tu descanso o si se acompaña de fiebre, dificultad para respirar o una expectoración de color anormal, ya que podría ser indicio de una infección u otra enfermedad que requiera tratamiento específico. Si la tos está relacionada con un resfriado o una alergia estacional, un farmacéutico puede orientarte sobre las mejores opciones para aliviar los síntomas.

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