La granja de ˈtrollsˈde X y TikTok que esparce odio contra la AEMET e intenta que te opongas a la ciencia: así es la estrategia de “lluvia fina”

¿Cómo frenar el avance de los conspiranoicos y negacionistas en las redes sociales? Los expertos lo tienen claro: solo se puede prevenir, no curar

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La Sotonera, en Huesca. (Europa
La Sotonera, en Huesca. (Europa Press)

Controlar el clima, provocar la sequía y fumigar a la población para quién sabe qué. Todo eso creen algunos que hacen las estelas que aparecen cuando los aviones surcan el cielo. Es la teoría conspiranoica de los ‘chemtrails’ que agita a miles de personas en todo el mundo y que, en España, afecta especialmente a la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), que cuenta con la tecnología suficiente para predecir el tiempo y avisar de las posibles catástrofes meteorológicas, pero no para evitar los mensajes de odio, los bulos y las teorías que niegan el cambio climático y cuestionan los pilares más básicos de la ciencia cada día. Todo ese contenido que buscar emponzoñar campa libremente y se expande donde lo hace el odio: en las redes sociales. Pero, ¿nace de los usuarios o ellos solo se suben a una ola como víctimas de campañas de desinformación?

Los insultos y cuestionamientos hacia la AEMET y sus filiales regionales son frecuentes, especialmente en X (antes Twitter). Lo explica, en conversación con Infobae España, el portavoz del organismo público, Rubén del Campo. “Suelen ir en la línea de que todo lo que publicamos es con el afán de ‘asustar’, de que no tenemos ‘ni idea’ o de que formamos parte de una conspiración mundial para modificar artificialmente el clima”, dice. Estas acusaciones de los negacionistas y conspiranoicos se multiplican en periodos de sequía, en los que se aprecian más las estelas de los aviones, precisamente porque el cielo se encuentra despejado. “Nos acusan de provocar la sequía, con esas supuestas ‘fumigaciones’ que disipan, según ellos, las nubes. Aparte de que eso es físicamente imposible, no entiendo qué interés creen que pueda tener una organización científico-técnica en provocar una sequía, que provoca pérdidas millonarias en diversos sectores”, denuncia Del Campo.

Pero los ‘chemtrails’ solo son una parte del problema. La paranoia contra la AEMET se desató con la DANA. Sin embargo, no había solo mensajes de odio, también informaciones falsas que pretendían dañar su imagen. “Incluso se llegó a decir que el radar que nos permite detectar hacia dónde se dirigen las tormentas no funcionaba, bulo fácilmente desmontable”, remarca el portavoz, que quiere destacar que, por el contrario, también recibieron mensajes de apoyo.

Tres meses después, las redes se han estabilizado y los mensajes vuelven a ser los de siempre. No cesan. De hecho, uno de cada cuatro tuits que recibieron entre diciembre de 2021 y abril de 2023 se enmarcaban dentro del ecosistema hostil al que ya se han habituado. El dato se extrae del artículo Desvelando las dinámicas del discurso de odio: un examen del discurso dirigido a la AEMET (Unveiling Hate Speech Dynamics: An Examination of Discourse Targeting the Spanish Meteorological Agency) publicado a finales de enero, y que firman Virginia Martín, profesora de Periodismo de la Universidad de Valladolid; Leticia Rodríguez, profesora especializada en comunicación estratégica en la Universidad de Cádiz; y Sergio Arce, profesor de la Universidad Internacional de La Rioja especializado en redes sociales, que ha explicado a Infobae España cómo funciona el sistema de acoso en las redes.

Una granja de ‘trolls’ y ‘bots’ al servicio de la desinformación

Arce, que también colabora con el Foro de Lucha contra la Desinformación del Ministerio de Presidencia, detalla que España es solo uno de tantos países en los que se producen este tipo de ataques contra cualquier organismo científico. Sin embargo, estos movimientos no son genuinos y apunta a las “granjas de trolls y de bots que operan en todo el mundo, incluido en nuestro país”. Todas siguen el mismo patrón, el de la “lluvia fina”, que consiste en esparcir odio en pequeñas pero continuadas dosis para poner en duda todas las fuentes fidedignas. En este caso, se han encargado de estudiar el sistema que ataca a la AEMET, pero es una estrategia que aplica a cualquier campo, desde la ciencia hasta la política. De hecho, Arce cuenta que participó en otro estudio en el que encontraron una granja de trolls en Filipinas que mandaba casi medio millón de tuits al día hacia España, esencialmente sobre política, durante la pandemia.

La técnica consiste en un dirigir un ejército de cuentas a las que llaman “nanoinfluencers”, porque tienen muy pocos seguidores y siguen a poca gente. Se hacen pasar por personas aparentemente normales y se introducen en grupos que tratan de otros temas, como los deportes. Una vez que consiguen conectar, empiezan a lanzar esta “lluvia fina” entremezclada con otros temas. En este punto, el experto indica que suelen fomentar un discurso de ideologías extremas, aunque en ocasiones se han encontrado con cuentas que cambian a una postura completamente distinta. Se trata de “operaciones de falsa bandera”, es decir, “el hacerse pasar por distintos actores para confrontar y hacer parecer que están todo el día pegándose”.

Mazón dice que "no va a negar fallos" y que "falló el sistema entero" ante la DANA.

Cómo entran en nuestra red (y nuestra cabeza)

Todo empieza con un follow. En el momento en el que seguimos a un nanoinfluencer, sin tener conocimiento de que detrás del perfil no hay una identidad real, caemos en su red. La categorización y segmentación empieza con las interacciones, con cada comentario, con cada like. Arce detalla que hay pequeñas empresas que “solo meten un poco de bulla”, pero hay otras compañías especializadas que se encargan de hacer perfilados psicológicos. “Determinan cuál es tu personalidad, tu nivel académico, hasta qué curso has llegado, incluso, por tu forma de escribir”, explica. Una vez te conocen, es cuando empieza a llegar el contenido adaptado.

Esos falsos usuarios se cuelan en nuestra red y no podemos identificarlos. El experto incide en que tenemos la falsa creencia de que solo existen bots automatizados que podemos localizar con facilidad, pero no es así: “Crear un bot lleva tiempo y necesitas una IA muy potente para que no te cacen enseguida. ¿Qué sale más barato? Tener a personas”. “Lo que opera principalmente es el troll, o sea, una persona que durante sus ocho horas de trabajo tiene que publicar una serie de tuits al día o contenido en TikTok o Instagram”, explica. El bot solo se encarga de las “tareas fáciles” que son la difusión a través de los me gusta y los retuits.

Así, una vez dentro de nuestro entorno digital, comienza esa “fina lluvia” que va haciendo mella porque es sutil y porque llega de la mano de una fuente que no consideras interesada. En este punto, empieza el “cultivo de activos ignorantes”, que consiste en hacer que esas personas, a las cuales tú no estás pagando, se conviertan, porque se lo han creído, y te hagan el trabajo de difusión”. Funcionan como una cámara de eco gratuita.

Cómo parar la caída de naipes

Es muy difícil revertir un proceso cuando ha empezado. En su trayecto, el “activo ignorante” ha caído en la llamada idea de la Red Pill, que hace referencia a Matrix. “Ellos creen que han despertado a la realidad y son los que tienen la verdad. Para ellos, los manipulados son los demás y eso es imposible cambiarlo”, dice Arce. Por eso, la estrategia de los organismos científicos debe basarse en la prevención. “Lo ideal es educar para que estos mecanismos dejen de funcionar en la población”, matiza, porque este proceso pedagógico no va a servir con los convencidos, que solo van a reafirmarse.

Tanto Arce como del Campo llaman la atención sobre el peligro que esto supone. ”Puede hacer que en determinados sectores de la sociedad cale el mensaje y reaccionen con indiferencia ante nuestros avisos de tiempo adverso, sin que tomen las medidas adecuadas para evitar los riesgos”, alerta el meteorólogo. Por eso, aunque no responden a la “gran cantidad de mensajes” que reciben cada día, sí desmienten los bulos y noticias falsas que tienen el objetivo de desprestigiar a la institución.

No obstante, también tratan de no convertirse en los “policías” de las redes sociales, porque, dice, “es importante que las propias personas usuarias de las redes sociales sean capaces de discernir entre las noticias falsas y las verdaderas, y que esos mensajes de odio no se produzcan”. Para ello, una de sus principales herramientas es la cuenta @AEMET_Divulga. “Es una estrategia a largo plazo, modesta, pero que confiamos en que pueda ayudar a que las personas, desde su juventud, confíen en la ciencia”, sentencia.

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