Uno a uno y a más de 700 grados, los Premios Goya se hacen en un taller familiar de Madrid: “Si nos dedicáramos solo a esto, tardaríamos unos dos meses en acabar”

‘Infobae España’ se ha desplazado a Paracuellos del Jarama para conocer de primera mano cómo se hacen los famosos cabezudos

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En la Fundición Codina son los encargados de hacer las estatuillas de los Goya desde 2020.

Este 8 de febrero el mundo de la cultura se viste de gala para celebrar la gran fiesta del cine español: los Premios Goya. Un año más, directores, actores, actrices y demás profesionales técnicos y creativos posarán en la alfombra roja para después disfrutar de una emocionante ceremonia.

Durante el encuentro, dirigido por Maribel Verdú y Leonor Watling, distintas personalidades de la industria subirán al escenario para entregar el máximo galardón de la cultura nacional. Primero presentarán la candidatura correspondiente para, seguidamente, leer el nombre de los cinco nominados. Todos aparecerán en pantalla, pero solo uno se levantará de su asiento para recoger la estatuilla de Francisco de Goya. Tras una horda de aplausos, los galardonados podrán levantar el premio. Sin embargo, para que llegue este momento, alguien tiene que fabricar el busto del pintor. Desde el año 2020, María Luisa y Miguel Ángel Codina, de la Fundación Codina, son los encargados de hacerlo.

Fue entonces cuando La Academia decidió cambiar el modelo anterior (original de Miguel Ortiz Berrocal y elaborado por José Luis Fernández) por el que realizó Mariano Benlliure en 1902. “La Fundación Mariano Benlliure quiso que lo hiciéramos nosotros, porque el escultor Mariano Benlliure había fundido gran parte de su obra aquí, en La Fundación, con nuestro bisabuelo y nuestro abuelo”, explica María Luisa, que ya está puliendo los últimos detalles de las estatuillas. Infobae España se ha desplazado a su taller, en Paracuellos del Jarama (Madrid), para conocer de primera mano cómo se hace un Premio Goya.

“Si nos dedicáramos solo a esto, tardaríamos unos dos meses en acabar los 50 que preparamos. Como esto no es posible, empezamos en el mes de octubre”, agrega Miguel Ángel, su hermano. Él es quien nos hace de guía en la vista al taller y nos explica paso a paso cómo se hacen los cabezudos.

Imagen de un Premio Goya
Imagen de un Premio Goya en proceso de fabricación, en la Fundación Codina (Helena Margarit Cortadellas)

Cómo se hace un Premio Goya: de la cera a la estatuilla

Encontrar la puerta de entrada a la Fundación Codina ha sido complicado para nosotras. Cuando por fin lo hacemos, entramos a una sala amplia y con las paredes blancas. Hay una estantería azul, justo a la izquierda, está llena de pinturas y herramientas. No es la única, al lado de ella encontramos otra mucho más alta y de color grisáceo, también está llena de materiales. Hay mesas de trabajo y esculturas que decoran todo el espacio. Llama la atención la del gran busto de Goya. Está a la derecha, casi en la mitad de la sala, es blanca, de unos 60 centímetros y se sostiene sobre un pedestal de color negro. También nos paramos en el cuadro de color sepia que decora la pared de la derecha, casi en la entrada. En él sale Mariano Benlliure.

Aquí volveremos más tarde, pero para conocer el proceso desde el principio acompañamos a Miguel Ángel a una sala mucho más pequeña, a la que llegamos después de haber atravesado otra habitación y una pequeña entrada. Esta tiene menos luz que la primera y una gran mesa de trabajo ocupa la mayor parte del espacio. Por debajo de ella hay instrumentos de todo tipo. Por encima, tres estatuillas de Goya de diferentes colores: cada una pertenece a una fase del proceso.

La escultura que realizó Mariano Benlliure es el punto de partida de la estatuilla de los Premios Goya. Sin embargo, como la obra original era muy grande, hubo que escanearla y digitalizarla para realizar una copia de unas dimensiones más reducidas, de unos 30 centímetros. Después, en la Fundación se encargaron de elaborar un molde para “hacer todas las piezas una a una”. “De aquí se saca un busto de cera que estará hueco por dentro”, explica Miguel Ángel. Con la escultura de cera ya en la mano, el siguiente paso es montar “el árbol de fundición”, una estructura por la que entrará el bronce más adelante. Para que esto ocurra hay que meter las estatuillas en unos cilindros, en una especie de contenedores. “Se rellenan de una pasta refractaria que entra por dentro y por fuera”, indica Miguel Ángel.

Ahora ponemos rumbo a la sala por la que habíamos pasado antes. Esta tiene mucha luz, una de sus paredes es una puerta que ahora mismo está levantada, por aquí entran las grúas para mover las esculturas y los materiales más pesados. Una vez dentro de esta sala, lo que más llama nuestra atención es el gran horno marrón con dos chimeneas delgadas que la preside. “Cuando las estatuillas están preparadas en los cilindros, las llevamos a este horno, donde la temperatura subirá a los 730 grados, que es la idónea para que la cera desaparezca y deje una especie de vacío”. Es por este vacío por el que más tarde entrará el bronce, que habrá que fundirlo previamente junto al crisol en un horno de fundición a unos 1.200 grados.

En Fundación Codina, mientras se funde el bronce, aprovechan para sacar los cilindros con la grúa para así empezar las últimas fases del proceso. “Hacemos la colada fundida en el espacio vacío. Luego, evidentemente, se golpea, se abren los cilindros y aquí tenemos lo que sería ya una estatuilla en bronce hueca por dentro”, relata. Esto último es importante, ya que si no iban a ser muy pesados y el objetivo era que no superaran los tres kilos: reto cumplido, pesan 2,800. Para que la imagen quede perfecta hay que hacerle un pequeño repaso. “Primero se limpia con un chorro de arena y aire y después se retiran los restos con un martillo. El acabado siempre es con un cincel”.

Para terminar, volvemos al punto de partida. Estamos otra vez en la gran sala, junto a una de las mesas. Esta fase es la que el tiempo haría por sí mismo, pero el calendario aprieta y no se puede esperar a que la figura se oxide por su cuenta, hay que acelerar el proceso. Para ello, se pinta el busto con ácidos y sales para después darle calor aproximándolo al fuego. “Finalmente, le daríamos una sal de amoníaco para que salgan los tonos verdosos”, concluye Codina.

Los Premios Goya se celebran
Los Premios Goya se celebran este sábado en Granada (Europa Press)

La entrega de los Premios Goya

A día de hoy los bustos del pintor ya están camino a Granada, que es la ciudad en la que este año se celebra la ceremonia. Esta vez, la fecha de entrega era el 5 de febrero, por lo que en nuestra visita ya estaba casi todo hecho, solo quedaba decir adiós a los cabezudos.

“Me despido cariñosamente cuando los envolvemos, porque es un trabajo muy bonito. Es muy importante que salgan bien, que estén perfectos, sobre todo por la ilusión que le hace a los que los reciben”, confiesa María Luisa. Tanto ella como su hermano saben todo lo que hay detrás de cada Goya, pero como no conocen el nombre de sus futuros dueños, las estatuillas no son personalizadas. Por lo que la identidad de los ganadores continuará siendo un secreto hasta la noche del sábado. Pero esta vez Miguel Ángel y María Luisa podrán ver en directo quién levanta cada busto, ellos también estarán en Granada.

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