Cuando un accidente amenaza el ritmo de vida y afecta directamente al empleo, parece que todo el universo se pone de acuerdo para ir en contra de los sueños de uno. Por suerte, hay entidades e iniciativas que tratan de probar que todavía hay esperanza.
El caso de Jacobo Barchín es uno de esos que parecían no tener una solución sencilla, pero que poco a poco empieza a ver la luz al final del túnel.
Barchín es un guardia civil de la localidad conquense de San Clemente al que un accidente en bicicleta en diciembre de 2020 por una arqueta sin tapar y sin señalizar le provocó una lesión medular incompleta que le obligó a ir en silla de ruedas.
Desde ese fatídico día, ha mantenido una batalla con el Ministerio de Defensa y la Dirección General de la Guardia Civil para que no le declaren una incapacidad permanente y pueda seguir en activo en un puesto adaptado a sus condiciones.
Desde el Ministerio de Defensa, tildaron su situación laboral como “inútil para el servicio”, aunque entidades como Asociación Unificada de Guardias Civiles se ha alzado a defender su caso y ha creado una cuenta solidaria para ayudarle a seguir adelante.
Tras el accidente, las autoridades médicas le otorgaron un 70% de discapacidad que afecta a la parte inferior de su cuerpo, por lo que tiene que ir en silla de ruedas. Ha pasado muchos años de rehabilitación y de ejercicios, pero gracias a eso, con ayuda de una prótesis, todavía puede caminar algunas distancias cortas y mantenerse en pie, algo que podría ser más que suficiente en una oficina o en atención al público.
La decisión tomada por la DGGC y el Ministerio de Defensa ha sido criticada por atentar contra los derechos de las personas con discapacidad.
Cuenta solidaria
Los fondos recaudados serán destinados a cubrir los gastos derivados de su lucha como la adaptación de su casa, así como a apoyar a su familia durante este proceso. La batalla por la adaptación laboral no solo supone un esfuerzo emocional, sino también económico.
Desde la AUC, ha se han mostrado solidarios con Jacobo y han creado el fondo para que sea la sociedad general la que ayude al ex Guardia Civil en la superación de ese reto. “Cualquier aportación, por pequeña que sea, marcará una gran diferencia para Jacobo y su familia”, dice la asociación a través de un comunicado en su página web.
Ya han procedido con varias peticiones a la Dirección General de la Guardia Civil y al Ministerio de Defensa “para que cumplan con su obligación de garantizar el derecho al trabajo digno y adaptado de nuestro compañero”, pero todavía no han recibido respuesta.
Otros casos como “jurisprudencia” para Jacobo
Si bien no hay precedentes en la Guardia Civil, sí lo hay en otros cuerpos como en el Ejército de Tierra, donde una mujer trabajaba también en silla de ruedas.
En la Policía Nacional hay un caso similar, con un hombre con una pierna biónica que tuvo que también llegar hasta un juicio para poder volver a trabajar, denuncia que se saldó con éxito.
Un año y medio después de su accidente, un tribunal médico militar de Valencia lo sometió a un examen físico, tras el que determinaron que todavía era válido para el servicio, justo antes de que le entregara un certificado del grado de discapacidad en un 70%, una cifra que acabó siendo ‘demasiado alta’ para trabajar en el cuerpo.
Menos favorable fue la visita a otro hospital en enero de este año, cuando los médicos, pese a que de nuevo le dieron esperanzas, acabaron decretando su incapacidad permanente y elevaron al 76% su grado de discapacidad.