Todo empezó el pasado sábado con una publicación del The Mail on Sunday. “Es posible que pronto se prohíba a los hogares escoceses tener un gato en virtud de los planes extraordinarios que se están considerando para proteger la vida silvestre del país”, rezan las primeras líneas del artículo. La noticia corrió como la pólvora llegando a atravesar las fronteras del país.
Los escoceses estaban conmocionados: el Gobierno iba a prohibir los gatos. Al menos eso creían los que leyeron esa noticia y las decenas que llegaron después y que replicaban el mensaje. Pero, ¿hasta dónde puede llegar una información deformada y descontextualizada? Pues, al parecer, hasta el primer ministro, John Swinney, que el lunes aclaraba en una rueda de prensa que la información de la prohibición era falsa. “El Gobierno no va a prohibir a los gatos ni a restringir los gatos. No tenemos intención de hacerlo y no lo haremos”, dijo ante los presentes.
Un informe que no menciona una prohibición
La realidad era otra muy diferente. Conforme detalla la BBC, la Comisión Escocesa de Bienestar Animal (SAWG, por sus siglas en inglés), que asesora al Gobierno sobre el bienestar animal, había instado al Ejecutivo a investigar más a fondo los pros y los contras de la “contención obligatoria” de los gatos en ciertas zonas de Escocia, donde su presencia representa una amenaza para la fauna autóctona. Por ello, encargaron el Informe de la Comisión Escocesa de Bienestar Animal sobre la tenencia y el cuidado responsable de gatos domésticos (Felis catus) en Escocia, que tergiversaron algunos medios.
Por qué plantean la “contención obligatoria de los gatos en zonas vulnerables”
El estudio, llevado a cabo organismo externo, afirma que los felinos domésticos podrían tener un “impacto significativo en las poblaciones de vida silvestre” al atacar a otros animales, reproducirse con gatos monteses y competir por los recursos. No obstante, no se menciona una prohibición, sino que contemplan como una posible opción mantener a los gatos en casa en ciertas áreas rurales a través de la “contención obligatoria de los gatos en zonas vulnerables”.
La recomendación es que “los gatos estén contenidos todo el tiempo o estacionalmente para proteger las poblaciones de vida silvestre” con el objetivo de “reducir los impactos en el bienestar de los gatos domésticos en la vida silvestre”. Aunque, en este sentido, añaden que esta medida podría afectar al bienestar del gato al impedir el acceso a ambientes exteriores, por lo que sugieren que “los nuevos desarrollos de viviendas en áreas rurales podrían tener una estipulación de que los gatos no pueden mantenerse en áreas sensibles para la conservación u otras áreas que no hayan tenido altos niveles de depredación, especialmente con aves u otras especies de la lista roja o ámbar”.
En el informe, los asesores también ofrecen como alternativa o medida complementaria la “castración obligatoria en zonas vulnerables” para evitar la expansión de las poblaciones que “ya son vulnerables a las enfermedades, el hambre y las lesiones”. Con este medida, aseguran que habría beneficios de conservación para las reintroducciones de gatos silvestres a medida que se convierten en poblaciones autosuficientes.