El ejército español se posicionó durante el año 2024 como la vigésima potencia militar del mundo, por detrás de otros países como Alemania, Estados Unidos y Rusia, entre otros, según el portal Global Fire Power, especializado en Defensa.
Al año se suelen presentar unos 30.000 aspirantes a las plazas que oferta el ejército para formar parte de él, pero solo entran alrededor de 6.000 candidatos.
La página de reclutamiento del Ministerio de Defensa es el lugar donde se publican las convocatorias, así como las especificidades de cada una.
El proceso de selección para obtener una plaza en el Ejército se compone de dos fases. La primera está formada por una parte de concurso en la que se valoran los méritos generales, académicos y militares en caso de ascenso de escala; y la oposición en la que se realizan las diversas pruebas de medición de aptitud: verbal, numérica, espacial, perceptiva, memoria y razonamiento.
La segunda fase y sus estrictas pruebas físicas
Por otro lado, la segunda fase está dividida en tres partes: una prueba de personalidad, un reconocimiento médico y las pruebas físicas.
Descritas en el apéndice 4 de la convocatoria, las físicas se dividen a su vez en cuatro modalidades. No son muy demandantes físicamente, pero su dificultad radica en que se hagan de la manera correcta.
Deben ser desarrolladas en ropa deportiva, y antes de dar comienzo a la primera, el instructor dará una pequeña explicación de en qué consiste la prueba.
La primera prueba es el salto de longitud sin carrera, para medir la potencia del tren inferior de los candidatos. Para pasarla de manera correcta, el candidato debe colocarse de pie, con los pies separados de forma simétrica y situados detrás de la línea de salida.
Desde esta línea se debe balancear con los brazos y finalmente saltar con los dos pies a la vez. El resultado se mide en centímetros y el candidato tendrá tres intentos para superarla, contabilizando el mejor resultado de los tres saltos.
La segunda prueba son abdominales completos, para los cuales el candidato se debe acostar sobre una esterilla con las piernas ligeramente flexionadas, los talones apoyados y fijados en el suelo por un auxiliar y los brazos cruzados sobre el pecho.
La única complicación de esta prueba es que se debe tener en cuenta la correcta colocación de los brazos: “Los brazos estarán flexionados y cruzados sobre el pecho, apoyando las manos en los hombros opuestos y con el pulgar apoyado en el hueco de la clavícula", se puede leer en la convocatoria.
Habrá que hacer el máximo número de flexiones de abdominal hasta que los codos toquen las rodillas durante un minuto, de forma continuada y sin descanso intermedio.
La tercera prueba son Flexo-extensiones de brazos para medir la resistencia en pectorales, brazos, hombros y abdominales.
Las flexo-extensiones de brazos son lo que comúnmente conocemos como flexiones, partiendo de la siguiente posición: boca abajo, con las palmas de las manos apoyadas en el suelo a la altura de los hombros y los brazos extendidos, formando con el tronco, cadera y piernas una línea recta.
Cada flexión se contabiliza como realizada correctamente cuando se toca con la barbilla la almohadilla situada en el suelo y se vuelve a la posición de partida, siempre con los brazos extendidos y el cuerpo alineado.
Para superar la prueba hay un mínimo de marca exigido para cada nivel, siendo cada marca mínima un número determinado de flexiones completadas.
Por último, la cuarta prueba es una carrera de ida y vuelta, son carreras sucesivas entre dos líneas paralelas separadas por 20 metros de distancia, siguiendo la velocidad marcada.
El ritmo de carrera debe variar progresivamente en períodos de 60 segundos, anunciados los cambios con señales acústicas. Mientras se corre, el participante deberá sobrepasar las líneas de salida y llegada pivotando sobre sí mismo. La prueba finaliza cuando ya no se sea capaz de seguir el ritmo marcado o cuando haya habido tres errores.