Qué es la bacteria E. Coli, origen de graves infecciones alimentarias que ha obligado a retirar varios quesos en España: cómo se transmite

Los síntomas iniciales incluyen fuertes calambres abdominales, seguidos de diarrea acuosa que puede volverse sanguinolenta

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Representación de bacterias en el
Representación de bacterias en el intestino (Shutterstock)

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) ha alertado sobre la posible presencia de la bacteria Escherichia coli, productora de la toxina Shiga (STEC), en varios lotes de queso Morbier de la marca Jean Perrin, procedente de Francia.

Tal y como detalla el citado organismo, son cinco los productos afectados: “Tabla Morbier, Comté 12M y St Vernier 300 gramos”; “Tabla Morbier, Comté 12M y Édel Cléron 300 gramos”; “Raclette 3 Sabores Morb-LC-Most 540 gramos”; “Morbier 1/4 Rueda 1,8 Kg”; y “Morbier Rueda 6,5 Kg”. Su distribución ha llegado a todo el territorio nacional.

Así pues, la Aesan ha instado a no ingerir estos quesos en caso de tenerlos en casa. De igual forma, recomienda acudir a un centro sanitario en caso de haber consumido los quesos de los lotes implicados y presentar síntomas compatibles con la infección.

Quesos de la marca Jean
Quesos de la marca Jean Perrin a los que afecta la alerta sanitaria. (AESAN)

Qué es la bacteria E. Coli

Tal y como explica el portal especializado en medicina, Mayo Clinic, la bacteria Escherichia coli (E. coli) está presente de forma natural en los intestinos de personas y animales sanos. Aunque la mayoría de sus variedades son inofensivas o provocan episodios leves de diarrea, algunas cepas pueden generar cuadros graves de intoxicación alimentaria.

Entre las más peligrosas se encuentra Escherichia coli O157:H7, capaz de causar cólicos abdominales intensos, diarrea con sangre y vómitos. La infección suele producirse por el consumo de agua o alimentos contaminados, especialmente vegetales crudos y carne de res molida insuficientemente cocida.

Transmisión, síntomas y tratamiento de la bacteria E. coli

La principal vía de transmisión de Escherichia coli es la ingesta de alimentos contaminados, aunque también puede producirse por el consumo de agua en mal estado o el contacto con animales y sus heces. El contagio entre personas se da por vía fecal-oral, especialmente cuando una persona infectada manipula alimentos sin una adecuada higiene de manos.

Los síntomas iniciales incluyen fuertes calambres abdominales, seguidos de diarrea acuosa que puede volverse sanguinolenta. En algunos casos, la infección puede evolucionar hacia colitis hemorrágica. El periodo de incubación varía entre dos y diez días. En la mayoría de los adultos sanos, la recuperación dura aproximadamente una semana. No obstante, en niños pequeños y personas mayores, la infección puede derivar en complicaciones graves, como insuficiencia renal, con riesgo para la vida.

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Actualmente, no existen tratamientos específicos para curar las infecciones causadas por Escherichia coli. En la mayoría de los casos, las recomendaciones médicas se centran en el reposo y en la ingesta de líquidos para evitar la deshidratación y la fatiga.

El uso de medicamentos antidiarreicos no es aconsejable, ya que ralentizan el funcionamiento del aparato digestivo e impiden la eliminación de toxinas. Del mismo modo, los antibióticos suelen desaconsejarse, puesto que no han demostrado eficacia en el tratamiento de la infección y pueden aumentar el riesgo de complicaciones graves.

En casos severos, cuando la infección deriva en síndrome urémico hemolítico, una insuficiencia renal potencialmente mortal, es necesario el ingreso hospitalario. El tratamiento en estos pacientes incluye la administración de líquidos por vía intravenosa, transfusiones de sangre y sesiones de diálisis renal.

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