El examen práctico de conducción no es más que cualquier otra prueba de las muchas a las que las personas nos enfrentamos en nuestra vida. Pero, sin duda, es una de las más especiales y deseadas, ya que es la que da acceso al carnet de conducir -trozo de plástico expedido por la Dirección General de Tráfico (DGT)-.
Aunque se trate de calmar los nervios del conductor novel afirmando que es un examen que no tiene más relevancia que otro, lo cierto es que se trata de un test que puede acelerar el pulso de cualquier persona, sabiendo que se va acompañado del profesor de autoescuela, examinador de la DGT y de otro candidato y, por tanto, su seguridad depende de las habilidades de conducción del aspirante.
Presentarse al teórico siendo menor de edad
Hay jóvenes que necesitan sacarse el carnet de conducir cuanto antes o, simplemente, les atrae la conducción y los coches. No es raro que un menor de edad haya aprobado la parte teórica, para la que se debe tener, como mínimo, 17 años y nueve meses. Con respecto a la parte práctica, en el momento de la prueba, el aspirante debe poseer la mayoría de edad, pero puede realizar las clases prácticas no habiendo superado la edad límite legalmente establecida.
Prestar atención a las preguntas iniciales
Con anterioridad a la conducción en el examen, el examinador preguntará al conductor novel una serie de preguntas técnicas sobre el funcionamiento del vehículo. Activar la luz antinieblas trasera, abrir el capó o la comprobación del nivel de aceite o del líquido limpiaparabrisas son algunas de las posibles cuestiones que el aspirante deberá resolver antes de arrancar el motor del vehículo.
Comprobaciones previas a la conducción
La prueba práctica de conducción es una evaluación para la que se debe ir sin prisa, sin querer finalizarla lo más rápido posible. El examinador valorará positivamente que el conductor novel compruebe los retrovisores exteriores e interior, ajuste su asiento, se abroche el cinturón de seguridad y desbloquee el freno de mano. Este conjunto de verificaciones previas son igual de cruciales que la propia fase de manejo.
Observar con atención el entorno
Es importante tener en cuenta que vas a bordo de un vehículo, con los peligros que dicha acción implica para los ocupantes del mismo y para el entorno exterior. Por ello, algunas de las cualidades mejor consideradas por los examinadores son la anticipación, la correcta señalización y la adaptación de la velocidad a la vía.
Mantener la calma
Ante los nervios durante el examen práctico de conducción, es conveniente pensar que, si estás examinándote, es porque tu profesor de autoescuela estima que estás preparado.
Cuidado con los ‘engaños’ del examinador
En ciertos escenarios, los examinadores pueden solicitar acciones específicas, como estacionar en áreas donde el aparcamiento está restringido o regulado para fines particulares, como carga y descarga de mercancía limitada por tiempo. Ante esto, los aspirantes deben ser conscientes de que no están obligados a cumplir con estas instrucciones si violan normativas de tránsito.
Buscar señales de tráfico
Al volante de un vehículo, es importante hacer ver al examinador que estás buscando, constantemente, señales de tráfico, unos símbolos que prohíben o permiten hacer una serie de acciones durante la conducción.
Atender a los movimientos de los peatones
Los vehículos motorizados constituyen una parte fundamental del panorama vial, pero no son los únicos. Los peatones también forman parte de este escenario y, además, son un grupo vulnerable con el que hay tener especial cuidado, debido a las potenciales fatales consecuencias que se pueden originar con un atropello.
No hay que obcecarse con la palanca de cambios
Mirar constantemente la palanca de cambios puede ser interpretado como una señal de falta de destreza al manejar las marchas, un aspecto que el examinador observará con atención durante la prueba. La capacidad de operar las marchas de manera fluida e intuitiva es uno de los elementos evaluados, y su incorrecto manejo puede provocar el suspenso.