Una situación insólita ha puesto en jaque a Méline, una joven de 18 años residente en la comuna francesa de Verneuil-sur-Vienne, a quien la principal empresa ferroviaria del país, la Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses -la SNCF, por sus siglas en francés-, le reclama un total de 21.669 euros en concepto de multas acumuladas por viajar sin billete en trenes durante los últimos dos años. Sin embargo, Méline asegura que jamás ha tomado ninguno de esos trenes y que su identidad ha sido usurpada.
El caso se remonta a hace más de dos años, cuando Méline empezó a recibir notificaciones de multas por parte de la compañía estatal SNCF. Según detalló al diario galo Le Populaire, las sanciones corresponden a trayectos realizados en diferentes puntos de Francia, como entre Limoges y París, Limoges y Bellac, así como en ciudades como Lyon y Marsella. En cada ocasión, los controladores ferroviarios registraron infracciones por falta de billete, utilizando los datos personales de Méline.
La joven, que en ese entonces era menor de edad, ha señalado que las multas contienen un error clave: la fecha de nacimiento registrada no coincide con la suya. Este detalle, según ella, evidencia que alguien más está utilizando su identidad para viajar sin pagar. A pesar de este argumento, las sanciones han seguido acumulándose, alcanzando la cifra de 21.669 euros debido a recargos por impago.
“Estoy impugnando cada una de las multas”
“Estoy impugnando cada una de las multas, intentando demostrar que estuve en otro lugar y no en ese tren”, confiesa la joven. Desde que comenzaron a llegar las primeras notificaciones, Méline ha presentado cerca de diez denuncias en el comisariado local, acompañada por su madre. En cada caso, ha intentado demostrar que no se encontraba en los trenes en los momentos señalados, aportando pruebas de su presencia en otros lugares. Sin embargo, las multas continúan llegando a su domicilio, lo que ha generado una situación de estrés y frustración para la joven y su familia.
El medio La Dépêche ha explicado que, en un intento por resolver el problema, Méline envió una carta a SNCF Voyageurs el 30 de junio del año pasado. Aunque la empresa ha abierto un expediente para investigar el caso, ha solicitado a Méline que proporcione documentación adicional que demuestre su ausencia en los trenes durante los horarios de las infracciones. Este requisito ha complicado aún más la situación, ya que no siempre es posible contar con pruebas concretas de su ubicación en cada momento.
El caso de Méline no es el único en el que la SNCF se ha visto envuelta en controversias relacionadas con sanciones. Según ha recordado el medio galo, en otro incidente reciente, un pequeño pueblo francés logró ganar una batalla legal contra la empresa ferroviaria, que le reclamaba un millón de euros. Este tipo de situaciones pone de manifiesto los desafíos que enfrentan tanto los ciudadanos como las instituciones al lidiar con casos de identidad usurpada y errores administrativos.
Mientras el expediente de Méline sigue en proceso de revisión, la joven continúa luchando por demostrar su inocencia y liberarse de una deuda que asegura no le corresponde.